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Fallece en París Alfred Sauvy, teórico de la moderna economía francesa

Autor de más de 50 obras, continuo enseñando hasta los 92 años

El erudito Alfred Sauvy, autor de más de 50 obras sobre estadística, demografía y economía, catedrático de Demografía entre 1959 y 1969 del Colegio de Francia, comendador de la Legión de Honor, falleció ayer en París de una hemiplejía. Sauvy, llamado el Balzac de la economía por su obra prolífica, será enterrado en su aldea natal de Montalba-le-Château, en la Cataluña francesa. Hoy debía cumplir 93 años de edad.

Pese a su jubilación Alfred Sauvy continuaba recibiendo la visita de jóvenes estudiantes en su apartamento del barrio parisiense de Montmartre o su casa de campo en Montalba-le Cháteau. Hasta el final fue fiel al gran objetivo de su vida: hacer entender a los franceses que la economía no es una disciplina hermética, sino accesible a cualquiera, siempre y cuando sea bien explicada.Licenciado por la Escuela Politécnica de París, Sauvy se apasionó desde joven por la estadística y la demografia. Tras la liberación de Francia del yugo nazi fue nombrado secretario general de la Familia y la Población y más tarde director del Instituto Nacional de Estudios Demográficos, cuya revista Population se convirtió en un faro mundial para los estudiosos de esta especialidad.

En sucesivos gobiernos franceses Sauvy desempeñó puestos importantes en la instituciones económicas y de investigación científica y técnica, pero nunca se comprometió politicamente y siempre levantó el estandarte de la independencia y el rigor. Fue un gran amigo de Jean Monnet, uno de los padres fundadores del moderno europeismo.

Sauvy fue un apostol de la creación de riqueza, imprescindible en su opinión para el desarrollo individual y colectivo. Para conseguir ese objetivo el erudito daba tanta o más importancia al saber que al capital.

Este hombre que detestaba los automóviles fue en cambio un firme partidario del maquinismo. Sólo la industrialización, decía, puede permitir dar empleo a uña humanidad en plena expansión demográfica.

Sauvy siempre estuvo a favor de una política moderadamente natalista. El envejecimiento de la población de un país, pensaba, es sinónimo de decadencia. Hace apenas unos meses, Sauvy recibió un premio de las Naciones Unidas por el conjunto de sus trabajos demográficos. El erudito fallecido ayer era un anciano lleno de buen humor que seguía saliendo a comprar su pan con una boina en la cabeza.

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