El PNV intenta recuperar las carteras de Educación e industria, ocupadas por el PSOE
La confirmación del liderazgo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), el crecimiento del PP y la irrupción de una nueva formación, Unidad Alavesa (UA), son los trazos dominantes en el campo de los ganadores de las elecciones vascas celebradas el pasado domingo. Los dos partidos de la coalición gobernante reunieron ayer en Bilbao a sus ejecutivas para estudiar la estrategia para negociar un nuevo acuerdo de gobierno que parece inevitable. El PNV se propone recuperar de manos delo Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) las carteras de Educación e Industria, que ostentaba aquél hasta ahora.
Al margen de peneuvistas, populares y alavesistas, todos los demás han perdido en estas elecciones, aunque haya diferencias que van desde la desaparición del arco parlamentario, como es el caso del CDS, a la frustración del PSE-PSOE, incapaz de contener desde el poder compartido la sangría o la indiferencia de los electores.Entre los perdedores, y no de los menores, están incluidos los dos partidos nacionalistas de la oposición parlamentaria, Eusko Alkartasuna (EA) y Euskadíko Ezkerra (EE). Su intento de poner en pie una alternativa al actual Ejecutivo de coalición sido abiertamente rechazado por el electorado. Herri Batasuna, finalmente, también pierde.El aumento de la abstención en 8,4 puntos sobre las autonómicas de 1986 es un fenómeno de alcance muy superior a la influencia del desapacible día que se vivió el pasado domingo. Sectores del electorado de izquierda y del nacionalismo crítico ajeno a HB han vuelto la espalda a la Fenómenos como la caida en picado de EE, cuyos votos perdidos no encuentran un destinatario evidente, apuntan a un sector que no quiere respaldar la fórmula de coalición de los último cuatro años, pero que tampoco ve alternativa.Dos únicos ganadores
El PNV y el PP son las dos únicas formaciones con ganancia neta de electores respecto a las anteriores elecciones autonómicas de noviembre de 1986, a pesar del incremento de la abstención. El primero ha ganado 17.944 votos y el segundo 27.876. En términos relativos, el PNV ha atraido un 6.6% más de votantes y el partido de José María Aznar un 50% más. El retroceso de los otros amplía el éxito a la hora de repartir escaños, con ganancias de seis y cuatro, respectivamente.
En los dos casos, se trata de la consolidación de un fenómeno iniciado antes. Para el PNV, en las elecciones europeas del año pasado y para el PP en las últimas generales. El PP, no obstante, no ha podido retener a 20.000 electores que le dieron su confianza en octubre pasado.
Una parte de las más de 14.000 papeletas de Unidad Alavesa proceden de las filas de los populares, aunque el nuevo partido haya atraído votos de todos los ángulos del espectro.
La desmovilización del electorado del PSE resulta evidente, ya que no ha conseguido el voto más que del 79.9% de sus electores de 1986. La pérdida es de 50.625 papeletas y se distribuye con homogeneidad entre las tres provincias.
El resultado deja a los socialistas, perdida la ventaja en escaños y consolidada su inferioridad en votos, en situación más débil para negociar un nuevo acuerdo para cuatro años. El PSE ha encontrado un motivo de consuelo en la mayoría absoluta que suman sus 16 escaños con los 22 del PNV y aleja la posibilidad de incorporación al Ejecutivo de un tercero.
A HB le ha salvado la campana y el aumento de la abstención menos influyente entre sus electores. Se mantiene como tercera fuerza, con los 13 escaños de antes, pese a la presión unida de todas las demás formaciones, agrupadas en el pacto de Ajuria Enea.
No obstante, respecto a 1986 pierde 13.623 sufragios, el 6,9% de sus electores de entonces. HB represnta a algunos vascos mennos en términos absolutos, dato a tomar en cuenta cuando no utiliza sus votos en el foro parlamentario sino como parte de un proceso de "acumulación de fuerzas" al servicio de la negociación, con ETA.
La situación de los dos partidos nacionalistas de la oposición parlamentaria es mucho más comprometida. EA y EE se han visto abandonados por el 36,2% y el 36,7% de sus electores de 1986, respectivamente 65.420 votantes en el primer caso y 45.568 en el segundo. EA permanece como cuarta fuerza parlamentaria, pero a notable distancia de la anterior, y EE queda por detrás del PP, en el sexto puesto.
Fuera de combate
La derrota, la propuesta fraguada sobre todo para Eusko Alkartasuna en paralelo al crecimiento y consolidación del PNV, deja en principio fuera de combate la propuesta alternativa de Gobierno nacionalista.
A ambos, partidos se les presenta un problema de espacio electoral y político en el futuro inmediato, que puede abrir la puerta a crisis y contestaciones internas o a estimular la búsqueda de acuerdos más profundos entre las dos formaciones.
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