Pavos en medio del desierto
Los soldados norteamericanos se hacen a la idea de celebrar la Navidad fuera de casa
JAVIER AYUSÓ ENVIADO ESPECIAL Los 200.000 soldados norteamericanos de la fuerza multinacional estacionada en el golfo Pérsico están ya aclimatados al desierto. El calor empieza a ser más soportable, pero el tiempo de estancia aquí pesa cada vez más. Todos preparan las fiestas que vienen. El 31 de octubre, Halloween (noche de las ánimas); el 22 de noviembre, Día de Acción de Gracias; ya en diciembre, Navidad. Este año trincharán el pavo en medio del desierto.
A medida que pasa el tiempo, los duros marines, los especialistas artilleros y los campechanos soldados de caballería de Tejas empiezan a sentir el aburrimiento que inunda este país.La provincia oriental de Arabia Saudí es un gran desierto situado sobre enormes bolsas de petróleo, en el que las ciudades han crecido alrededor de los viejos oasis de los beduinos y los históricos puertos de piratas. Las rígidas leyes del Corán, multiplicadas hasta el extremo por las costumbres ultrarreligiosas del waabismo (doctrina desarrollada por la dinastía de los Saúd desde principios de siglo), impiden que las diversiones de Occidente (cine, teatro, alcohol, vida social, mujeres ... ) puedan importarse a los campamentos en donde viven las tropas norteamericanas. Y los soldados lo echan de menos.
La vida aquí se hace monótona. Al principio, las tropas estaban ocupadas descargando material, haciendo maniobras o aprendiendo las costumbres del lugar. Pero ahora que ya están bien instalados, los militares echan de menos la vida occidental.
"Aquí no se está mal", comenta Daniel Vega, un cabo puertorriqueño de 35 años, casado y con dos hijas, que pertenece a la XI Brigada de Artillería. "Mi misión consiste en garantizar la seguridad de esta zona en donde tenemos desplegadas los misiles Patriot. Trabajamos ocho horas y luego tenemos otras 16 de descanso. Vivimos en barracones con aire acondicionado y estamos muy cerca de la ciudad de Jubail, adonde podemos a pasear o comprar cosas".
El sargento Clynton Byum de Carolina del Norte, 35 años, casado y con un hijo, está a punto de cumplir sus primeros dos meses aquí y ofrece también muestras de aburrimiento. "Hay mucho trabajo con estos misiles, porque tenemos que estar cambiando los filtros continuamente. La arena del desierto se mete por todas partes. La vida aquí no está mal, aunque lo peor es estar lejos de la familia". Los mandos del Ejército norteamericano saben que los soldados van acusando el paso del tiempo y empiezan a sentir una cierta ansiedad. Home sick es la palabra. Algo así como la morriña que sienten los emigrantes gallegos fuera de su tierra.
Cada cierto tiempo la tropa disfruta de un día libre en alguno de los recreation center (centros de descanso) que ha montado el Ejército estadounidense en Arabia Saudí. Son pequeños campamentos en alguna playa paradisíaca del mar Arábigo donde los soldados pasan una jornada de descanso.
Rotación de soldados
El mando militar ya empieza a pensar en la posibilidad de organizar viajes de descanso de una semana fuera del país para las unidades que llevan más tiempo en la zona del Golfo Aunque lo que realmente quieren los soldados es que se ponga en marcha el sistema de rotación anunciado ya hace algunos días.
El primer problema con que se encuentra el mando norteamericano es que la rotación de soldados se debería llevar a cabo con las unidades estacionadas en Europa, dentro del contingente de tropas de la OTAN. Pero hay obstáculos de tipo legal que impiden el cambio y están forzando a los responsables del Pentágono a organizar la rotación desde las bases de Estados Unidos.
Si todo va bien, los primeros relevos se producirán a mediados de noviembre. Aunque muy pocos conrian en poder cele brar el Día de Acción de Gracias (22 de noviembre) en casa. De hecho, la mayoría de las unidades se está preparando ya para las celebraciones. En los campamentos se pueden ver calabazas clavadas en los postes para celebrar Halloween (día de las ánimas) con la tradicional fiesta de disfraces. Y la Intendencia se ocupa de comprar, aquí o en Estados Unidos, miles de pavos para la cena de Acción de Gracias.
Esa noche, muchos soldados norteamericanos trincharán en medio del desierto el pavo que conmemora la llegada de los primeros peregrinos británicos a las costas de Nueva Inglaterra. Aunque algunos han decidido cambiar las fiestas cristianas por las musulmanas. Más de 25 norteamericanos llegados aquí con la operación escudo del desierto se han convertido al islam. Lo que no está tan claro es si van a poder cumplir los cinco preceptos del Corán: shahada (profesión de fe), salah (oración que se debe realizar cinco veces al día), zakat (limosna), sawm (ayuno durante el mes del Ramadán) y hajj (peregrinación que deben hacer una vez en la vida a la Meca). O si, una vez terminado el conflicto, seguirán creyendo en Alá y en su profeta Mahoma que, según Sadam Husein, están de parte de Irak.
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