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Salinas releva al polémico responsable de la lucha contra la droga en México

Antonio Caño

Un suspiro de alivio dieron los luchadores por los derechos humanos en México y cualquier ciudadano común de este país al conocer la noticia de que había sido relevado de su puesto el subprocurador (subfiscal) de Investigación y Lucha contra el Narcotráfico, Javier Coello Trejo, quien acumuló durante sus años de gestión 800 denuncias sobre violaciones de la ley cometidas por sus agentes, incluidas violaciones, torturas y robos.

Coello Trejo era el personaje con perfil más siniestro que quedaba en la Administración del presidente Carlos Salinas. A ese perfil no sólo contribuía su enorme complexión física, su cabeza cuadrada y sus gafas oscuras, sino su leyenda de hombre implacable y duro hasta la crueldad.Es cierto que durante su gestión este país se anotó grandes éxitos en la lucha contra las organizaciones mexicanas dedicadas al tráfico de narcóticos -incluida la detención del jefe Félix Gallardo-, pero éstos fueron logrados a costa de una transgresión del derecho y de una corrupción que había dañado coniderablemente la imagen del Gobierno de Salinas, tanto en el interior del país como en Estados Unidos.

La diputada de la oposición Rosario Ibarra, líder del Frente Nacional contra la Represión y una de las más firmes luchadoras por los derechos humanos, agradeció que "por fin el presidente Salinas le haya hecho caso a la exigencia del pueblo, a los organismos no gubernamentales de derechos humanos y, sobre todo, a los organismos internacionales".

En el último año, México había aparecido con preocupante príoridad en los informes de la comisión de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos, de America's Watch y de Amnistía Internacional.

Violación masiva

Entre los esecándalos más recientes que han provocado la destitución de Coello Trejo destaca la violación masiva hace dos meses, en el sur de la ciudad de México, de un grupo de 20 mujeres, en la que participaron directamente miembros de la escolta personal del ya ex subprocurador. El mes pasado, policías judiciales a las órdenes de Coello se enzarzaron a tiros con policías regionales del Estado de Sinaloa. El episodio, en el que resultó muerto el comandante de la policía de Sinaloa, tuvo un trasfondo inocultable de complicidades con los poderosos grupos de narcotraficantes que actúan en aquella región del país. Uno de los hombres de Coello había sido visto días antes conduciendo el automóvil particular de uno de los principales mafiosos del Estado.

Javier Coello ha sido relevado por el clásico sistema de la patada hacia arriba: el pasado martes fue nombrado jefe de la Procuraduría Federal del Consumidor. Con cierto humor negro, la gente comentaba ayer en México que a ver quién se va a atrever ahora a alterar los precios o deteriorar la calidad de los productos de consumo.

El opositor Partido de Acción Nacional (PAN) declaró que, en lugar de ser premiado con un nuevo puesto, Coello debió ser detenido y procesado, ya que el Estado cuenta con suficientes denuncias en su contra.

Hace falta mucho más

El cese de Javier Coello no parece suficiente para colmar las expectativas de quienes piden en México una policía verdaderamente al servicio de los ciudadanos.

Un editorial del diario La Jornada, uno de los que ejercen mayor influencia en México, advertía que "hace falta mucho más para lograr que el ministerio público recobre la confianza de unos ciudadanos que ya no saben a quiénes temer más: si a los delincuentes comunes, o a quienes actúan en nombre de la autoridad para la impartición de justicia".

En el lugar de Coello ha sido nombrado Javier Carrillo Olea, un estrecho colaborador de Salinas que hasta ahora ocupada el cargo de coordinador de Seguridad Nacional.

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