Nuevas armas y manipulación informativa
La prensa norteamericana informaba la pasada semana con grandes titulares y citando al Pentágono como fuente de que Irak había desarrollado un arma capaz de desatar una ola devastadora similar a la que podría desencadenar una pequeña explosión nuclear (véase EL PAÍS del pasado día 6).Aun siendo cierta, la noticia del Pentágono no deja de ser una clásica maniobra de intoxicación informativa en momentos de crisis, por cuanto sólo hace pública una parte de la información sobre el tema. La otra parte, la que se oculta, se refiere a la no novedad de la mencionada arma (hay varios países que poseen este tipo de explosivos) y a la propia experiencia norteamericana en su uso.
En efecto, los explosivos airecombustible (Fuel Air Explosive -FAE- o bursting-type munitions) fueron estrenados por lo!sr aviones estadounidenses que bombardearon Vietnam. Hoy día figuran en el arsenal de este país, catalogados como un tipo de explosivos apto para ser utilizado en los conflictos armados de baja intensidad.
Estos explosivos son lanzados desde recipientes que se rompen antes del impacto. El combustible líquido de estos recipientes queda distribuido en pequeñas gotas sobre una amplia zona y, al mezclarse con el aire, produce una detonación, creando una intensa onda de presión. Un kilogramo de óxido de etileno, que es el FAE típico, produce una onda de presión igual a la de cinco kilos de TNT.
Larga agonía
La cifra de muertos causada por los FAE es muy alta. La onda expansiva rompe los pulmones, provoca embolias en el cerebro y en el corazón y los afectados entran en una larga y dolorosa agonía. Este micabro desarrollo motivó que en el año 1980 México, Suiza y Suecia propusieran una moción ante las Naciones Unidas para prohibir su uso.
Pero eso no es todo. Una empresa española, Explosivos Alaveses (Expal), que en los años ochenta se destacó precisamente por vender gran cantidad de municiones a Irak, ha estado desarrollando este explosivo desde 1983 con fondos públicos asignados en los presupuestos de investigación del Ministerio de Defensa. Los FAE, por tanto, no los acaba de inventar Husein. Forman parte de nuestra cultura armamentista, aunque algunos sólo quieran ver sus propiedades destructivas cuando los poseen los demás.
Vicenç Fisas es investigador sobre desarme del Centro Unesco de Catalunya y miembro del (CIP).
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