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Los Iíderes del Congreso de EE UU mantienen las cifras del plan económico presentado por Bush

Los líderes M Congreso de Estados Unidos insistieron ayer en mantener las grandes cifras de¡ presupuesto de 1991 presentado por George Bush, pese a que ya habían sido rechazadas el pasado viernes por la mayoría de la Cámara de Representantes. Este nuevo presupuesto, que fijaba un recorte superior a los 50.000 millones de dólares, dejaba al arbitrio de las comisiones económicas de¡ Congreso la decisión concreta sobre qué sectores de¡ gasto público debían sufrir el ajuste. Dos días después del encontronazo entre el presidente y el Congreso, la situación continúa estancada. El presidente George Bush confirmó ayer el cierre parcial de la Administración federal de Estados Unidos hasta que la Cámara apruebe el presupuesto para 1991. Bush decretó la paralización del Ejecutivo el pasado sábado, tras vetar el presupuesto de emergencia presentado por el Congreso. La segunda jornada del cierre del Gobierno norteamericano se interpretó ayer en Washington como una medida de presión del presidente sobre los legisladores.

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Las víctimas del cierre

Los líderes del Congreso de Estados Unidos discutieron y alcanzaron ayer un acuerdo presupuestario que mantiene las cifras del plan económico para 1991, presentado por George Bush el pasado viernes y que fue derribado por la Cámara de Representantes. El nuevo. presupuesto que debía ser sometido a votación establecía que fueran las comisiones económicas del Congreso las que decidieran las variaciones necesarias que se tuvieran que aplicar en los aspectos más conflictivos del plan económico del presidente.

Los problemas provocados por el cierre temporal del Gobierno y Ia crisis abierta por la decisión de Bush se han visto suavizados por la circunstancia de que los norteamericanos celebran hoy el Día de Colón. Los despidos y los inconvenientes provocados por esta situación comenzarán a notarse a partir de la medianoche de hoy.

Si el pulso entre el presidente y el Congreso no se resuelve en las próximas horas, centenares de miles de funcionarios federales iniciarán mañana unas vacaciones forzosas y no remuneradas. Esto representaría el primer toque de atención al pueblo estadounidense sobre la realidad económica que atraviesa su país, devorado por un galopante déficit federal que alcanza los 241.000 millones de dólares.

Durante todo el largo fin de semana, el presidente y los líderes del Congreso que apoyaron su presupuesto han intentado encontrar sin demasiado éxito la mejor vía para solucionar esta crisis, considerada ya como "histórica" por algunos legisladores. Algunos congresistas opinan que la solución pasa por la supresión de determinados impuestos considerados por Bush como "esenciales" para combatir el déficit, y que afectaban de una forma directa a la cerveza, el tabaco, las tarifas aéreas y los servicios sociales.

El presidente seguía ayer empeñado en que el Congreso aceptara sin cambios su proyecto económico para 1991, ideado para eliminar 500.000 millones de dólares del déficit federal para los próximos cinco años. El plan fue derribado mayoritariamente por la Cámara de Representantes el pasado viernes, y en respuesta Bush vetó el plan alternativo votado por el Congreso.

El presidente de la Cámara de Representantes, Thomas Foley, uno de los líderes que había apoyado el presupuesto de Bush, calificó ayer el veto presidencial y el cierre del Gobierno como "innecesario, injustificado y pejudicial (. ..) a la hora de intentar encontrar un acuerdo y para los intereses de millones de norteamericanos que se verán afectados por el cierre del Gobierno".

El hecho de que hoy sea festivo por celebrarse el día de Colón da a los legisladores y a la Casa Blanca otras 24 horas para alcanzar un acuerdo y evitar las vacaciones forzosas para miles y miles de norteamericanos. Bush ha explicado que esta situación puede prolongarse, "porque no es una cuestión de cuánto tiempo puedo esperar, es una cuestión de cuánto tiempo tardará el Congreso [en aceptar mi plan]".

El líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, el demócrata de Misuri Richard Gephardt, ha explicado que se ha perdido "un tiempo valiosísimo" y ayer se mostró optimista sobre un posible acuerdo final entre la Casa Blanca y el Congreso, pero opinó que el acuerdo no se alcanzaría rápidamente.

Los congresistas, que ayer celebraron sesiones en las dos cámaras, intentaron alcanzar un acuerdo sobre un nuevo presupuesto y someterlo a votación. Caso de no ser aprobado, su intención era presentar un, nuevo presupuesto temporal al presidente. Bush declaró ante esta maniobra que no vetaría un plan temporal si el Congreso incluía 105.000 millones de dólares en recortes.

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