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Los depósitos en cuentas secretas superan los 200.000 millones, según la Administración

Andreu Missé

Los depósitos bancarios en las llamadas cuentas innominadas -es decir, las que no dejan constancia del titular de las mismas en la información que se entrega a Hacienda- se han convertido en el nuevo refugio del dinero negro, en sustitución de las primas únicas y cesiones de crédito. Este nuevo tipo de fraude fiscal alcanza ya unos 200.000 millones de pesetas, según fuentes de la Administración, y ha despertado una seria preocupación en las autoridades monetarias por las distorsiones que pueden ocasionar en el control monetario.

Sorprendentemente han sido las investigaciones seguidas en torno al caso Juan Guerra las que han planteado la primera polémica sobre la utilización de estas cuentas secretas, que, por otra parte, ya eran conocidas por las autoridades. Desde hace varios meses Hacienda ha seguido la pista a este tipo de operaciones, en las que se encuentran implicados varios de los grandes bancos españoles, pero sin que hasta el momento las indagaciones hayan logrado resultados concretos.En el caso descubierto ahora, el BBV reconoció en un comunicado oficial la existencia de una cuenta denominada AVC (Acreedores Varios Conceptos). "No es una cuenta corriente", dice el banco, "sino una rúbrica contable, en donde se registran todos aquellos importes destinados a personas que no mantienen cuenta con el banco. Todas las disposiciones de estas cuentas se hacen mediante recibo y con plena identificación del titular por parte del banco". La entidad señaló también que "dado que las personas incluidas en esta rúbríca no perciben intereses, éstos no son declarados a Hacienda".

Ciertamente, el Plan General de Contabilidad, tiene previsto la existencia de unas cuentas, bajo el epígrafe 555, Partidas Pendientes de Aplicación, en las que se contabilizan operaciones transitorias.- Estas cuentas, identificadas por un número y de las que existen varias en cada oficina bancaria, se utilizan normalmente como puente para las transferencias de una entidad a otra. Sin embargo, el alarma de las autoridades se ha puesto de manifiesto cuando se ha descubierto que estas cuentas se han utilizado para captar depósitos de personas que no querían ser identificadas y por los que se han pagado intereses.Las investigaciones efectuadas han resultado infructuosas por tratarse de cuentas con infinidad de anotaciones, ya que por ellas pasan multitud de transferencias y otras operaciones, según fuentes de la Inspección de Hacienda.La existencia de irregularidades en estas cuentas, conocidas popularmente como boletas, ha sido también confirmada a este diario por profesionales del sector bancario. Estas fuentes señalan que la mayor prueba de la ilegalidad de estas operaciones es que todas se hacen en metálico para no dejar rastros, a pesar de tratarse de cantidades muy elevadas, en muchos casos superiores a varios cientos de millones.Blanqueo de dinero

La mecánica de estas operaciones es la siguiente: un particular ingresa una cantidad en metálico en el banco o caja y obtiene un recibo de caja. La entidad transfiere esta cantidad a una cuenta numerada de la propia oficina. Posteriormente, los depósitos se aplican a Pagarés del Tesoro, adquiridos previamente por el banco para estos casos. Los intereses se canal izan hacia otra cuenta distinta, igualmente innominada, y se abonan por caja también en metálico. A veces junto a los intereses se paga también una pequeña parte del principal, el cual se va diluyendo en las sucesivas renovaciones. El uso continuado de esta fórmula es uno de los sistemas habituales para blanquear dinero negro.

El hecho de que todas las operaciones de ingresos y pagos se efectúen por caja, a pesar de los riesgos de seguridad que conlleva, sólo es explicable por un expreso propósito de que no quede constancia de las mismas. La utilización de este tipo de cuentas en lugar de una cuenta corriente nominal pretende sortear la obligación del banco de dar la información preceptiva cuando es requerido por Hacienda. Lo determinante es que todos estos depósitos y operaciones no pueden ser conocidos por Hacienda.

Junto a estas prácticas ligadas a operaciones con Pagarés de Tesoro, cuya opacidad fiscal está protegida por el propio Estado, se han detectado otras operaciones con tasas de rentabilidad mucho más elevadas. Actualmente hay entidades financieras que ofrecen rentabilidades de hasta el 13% neto, sin retenciones y sin identificación de las personas.

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