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González indicó a dirigentes del PSOE que la política del Gobierno no se hace en el partido

Anabel Díez

El presidente del Gobierno, Felipe González, manifestó ayer a dirigentes de su partido que la política del Ejecutivo se hace "en Moncloa y no en Ferraz" (sede central del partido). Así respondió a las críticas que algunos dirigentes vertieron sobre los ministros que han participado en la polémica precongresual. González recibió ayer en La Moncloa a los dirigentes de las federaciones de Madrid, Castilla y León, Cantabria, Rioja, Aragón y Melilla, representativos de un 17% de la militancia. La impresión de éstos es que no habrá una inminente remodelación del Gabinete.

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El jefe del Ejecutivo recibió ayer a estos seis dirigentes del PSOE como continuación de otra reunión que mantuvo el pasado 12 de septiembre con otros seis y que se completará con una tercera y última a lo largo de este mes. Con estas reuniones el presidente quiere dar a conocer su opinión sobre las tareas que debe afrontar el próximo congreso socialista. Joaquín Leguina (Madrid), Jesús Quijano (Castilla y León), Jaime Blanco (Cantabria), Ángel Martínez Sanjuán (Rioja), José Félix Sáenz Lorenzo (Aragón) y Julio Baset (Melilla), junto al secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas intercambiaron opiniones ayer durante casi cuatro horas con el jefe del Ejecutivo en un diálogo que, según los asistentes, fue distendido.González escuchó de algunos de estos dirigentes sus reproches por la intervención de algunos ministros en los debates precongresuales, manifestando que "habían roto la tradición del partido" desde 1982 basada en que los ministros no interferían en la vida del partido. González, siempre según algunos de los asistentes, manifestó que a su juicio resultaba "irrelevante" que algunas de las personas que hayan participado en esta polémica precongresual sean o no ministros. Como quiera que le recordaran la tradición desde 1982 según la cual el partido no interfería en el Gobierno y viceversa, González quiso remachar que "se gobierna desde la Moncloa y no desde Ferraz".

El propio González se hizo eco de algunas de las manifestaciones de los ministros de los últimos tiempos en el sentido de que dentro de la mayoría debe tener cabida una pluralidad de voces. "Aunque el debate sea sobre ideas, habrá que tener en cuenta las distintas sensibilidades", atribuyen a González. Estos asistentes extrajeron la conclusión de que deben hacerse a la idea de que en la próxima comisión ejecutiva federal "habrá gente de otras tendencias".

Una de cal, otra de arena

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Estas fuentes comentaron que González dio una de cal y otra de arena, ya que dio a entender a Leguina que no le parecía adecuada la palabra "habitabilidad" que él había pronunciado refiriéndose a la necesidad de que el partido resultara más confortable para personas que exponen ideas diferentes a las del aparato. González parece que hizo un juego de palabras según el cual si se reclamaba habitabilidad, es porque ahora no existía, con lo que no estuvo de acuerdo.

Los dirigentes provinciales sacaron una y otra vez el modelo del Partido Socialista francés de manera peyorativa y como ejemplo a no imitar, dado que consideran a esa organización muy fragmentada por las corrientes que ahora existen. Según estas versiones, González explicó que en el Partido Socialista francés lo que está ocurriendo es que sus distintos líderes "se están repartiendo la herencia" que todavía no ha dejado el presidente François Mitterrand.

El presidente del Gobierno, Felipe González, insistía en que no había que alarmarse por el hecho de que hubiera voces plurales y pidió que no se atribuyan "malas intenciones" a quienes las proclaman. "Nos tenemos que ir acostumbrando a que vayan surgiendo nuevas flores", dijo González, y para remachar el significado de sus palabras precisó que no se trataba "de cortarlas" una vez que florecieran, dicho todo ello entre risas.

Felipe González, no obstante, advirtió a estos dirigentes que no iba a interferir en los actuales debates al ser consciente que cualquiera de sus palabras podría influir decisivamente, por lo que no lo haría en aras de que se produjera un vivo debate.

Los dirigentes provinciales opinaron que la interferencia de los ministros en el debate partidista estaba produciendo tensiones en el Gobierno, hipótesis que González rechazó tajantemente: "No hay ninguna tensión en el Gobierno que no sea la propia que produce las demandas que hay que satisfacer ante los nuevos retos", aseguran que expresó el presidente. En esta línea, insistió en que este partido tenía que esforzarse para que del próximo congreso- salieran nuevas ideas "ante el nuevo orden económico internacional" y que la sociedad estaba esperando respuestas de los socialistas.

Según estas versiones, González puso énfasis en solicitar esfuerzo para elaborar respuestas a los problemas y restar importancia a un posible cambio de Gobierno. Los dirigentes consultados aseguran que él mismo dijo que "en algún momento habrá que hacer un cambio de Gobierno" para decir después que no era lo más relevante en estos momentos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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