_
_
_
_
Tribuna:LA CRISIS DEL GOLFO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los aliados de Sadam Husein se desmarcan

Ángeles Espinosa

La presión internacional sobre Irak empieza a dar sus frutos. Tibiamente aún, sus aliados han comenzado a marcar distancias. Yemen sorprendió el pasado martes al votar a favor del embargo aéreo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Jordania, por su parte, se apresuró a anunciar su acatamiento del embargo aéreo, si bien excluyó al transporte de pasajeros. A raíz de su visita a Rabat, el rey Hussein enfatizó la necesidad de una retirada iraquí de Kuwait, y hace ya días que el líder palestino, Yasir Arafat, guarda silencio. Son síntomas de que algo se está cociendo entre bastidores. Ahora bien, el alcance que vayan a tener estos cambios dependerá en gran medida de las causas que los impulsan y de cómo respondan a ellos las opiniones públicas de los países que los alientan.No cabe duda de que el apoyo popular a Sadam Husein en Jordania o Yemen, supera con creces el respaldo político que puedan ofrecer a Bagdad los respectivos Gobiernos. Ambos han condenado la invasión de Kuwait, aunque se hayan mostrado comprensivos con sus razones, o hayan considerado injusta la reacción internacional.

"Occidente está apretando los tornillos aquí", manifiesta a EL PAÍS un diplomático comunitario destinado en Ammán. Sólo así se entiende que la ayuda aprobada, tanto por los Doce como por el Consejo de Seguridad, se encuentre aún bloqueada. "Los 2.000 millones asignados por la Comunidad a Egipto, Turquía y Jordania aún no han sido divididos, y aquí harían buena falta", asegura la misma fuente. La idea es no sanctions, no cash (sin sanciones, no hay dinero). Y ese estrangulamiento económico puede ser el argumento que lleve al monarca jordano a cambiar de actitud ante la crisis.

"La duda ahora radica en saber si el pueblo va seguir a su soberano en ese cambio", comenta el diplomático. La incertidumbre que se abre a ese respecto alcanza a otros actores, los palestinos, que constituyen un alto porcentaje de la población jordana.

"En Jordania se halla establecida la burguesía palestina. La ausencia de otro país de acogida, el flujo de expulsados de Arabia Saudí, Qatar y Bahrein, y la escasez, apoyan la tesis de un cambio tranquilo", explica un observador. En todo caso, se está entrando de lleno en lo que círculos políticos de Anirnán se denomina fase jordana de la crisis del Golfo.

Por ahora, el rey Hussein ya ha abandonado la idea de ligar la solución de la crisis a eventuales concesiones de EE UU e Israel sobre la cuestión palestina. En cualquier momento, las ofertas de ayuda internacional pueden pesar más que los 16,50 dólares a los que Irak le vende el barril de petróleo y que Jordania ni siquiera tiene que pagar en efectivo porque se contabilizan como pago de la deuda pendiente.

Además, la congregación de todos los extremistas palestinos en Bagdad y la sospechas de que preparan una nueva oleada terrorista pueden poner en serios aprietos al sector más moderado de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), comprometida en otro sentido.Dificultades de YemenEl representante yemení ante el Consejo de Seguridad, el único árabe en esta ocasión, se abstuvo cuando se votó la resolución 666, relativa al boicoteo económico y militar, y votó en contra de la 666, que precisaba las modalidades de aplicación del embargo alimenticio.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Medios diplomáticos atribuyen el súbito giro a las crecientes dificultades económicas que está encontrando Saná por su actitud. Ésta es considerada demasiado proiraquí por Arabia Saudí, de la que depende en buena parte su economía.

En una reciente entrevista con esta corresponsal, el presidente yemení, Alí Abdalá Salej, insistió en que no tenía constancia de que las autoridades saudíes hubieran adoptado ninguna medida contra ellos y en que los canales seguían abiertos. Sin embargo, pocos días después Riad expulsaba a varios de sus diplomáticos y suprimía los privilegios de sus ciudadanos en el reino. La determinación saudí de sancionar a aquellos países que no han adoptado posturas claras de condena a Irak, ha sido una advertencia suficiente. Yemen, sospechoso de violar el embargo y de alojar tropas iraquíes, se ha apresurado a desmentir las acusaciones y a actuar en consecuencia.

Tras el voto en el Consejo de Seguridad, el presidente Salei compareció ante las cámaras de televisión para explicar, a su pueblo y a sus vecinos, la postura de Yemen. Su discurso intentaba evitar diferencias con Arabia Saudí y hablaba de los tradicionales lazos entre ambos países. Pocos días antes Salej había dirigido un mensaje al rey Fahd en ese mismo sentido. Cerca de un millón de yemeníes viven en la actualidad en el reino.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_