Manifestación en Teherán contra Irak y EE UU

"El golfo Pérsico es la base del islam, y en esta región no hay sitio para Estados Unidos". Este eslogan presidió ayer una manifestación multitudinaria en Teherán para protestar por la agresión de Irak contra Kuwait y la presencia de fuerzas extranjeras en los Lugares Santos del islam.La doble condena refleja con fidelidad la difícil elección de las autoridades iraníes en una disputa cuyos adversarios le resultan igual de poco simpáticos. Decenas de miles de participantes acudieron a la convocatoria de la Organización de Propaganda Islámica, una entidad cercana a los duros del régimen iraní.

Para este sector, la retirada de las tropas extranjeras, y muy en especial norteamericanas, de la zona del Golfo constituye el objetivo prioritario de cualquier discusión sobre la actual crisis. Con todo, este sector del Gobierno de la República islámica dista mucho de aprobar el comportamiento de Irak en Kuwait, como lo demuestra que, en el comunicado leído antes de la oración del viernes, pidiera su salida del emirato.

De todas formas, su actitud intransigente, en la que priman las pancartas de "Abajo Estados Unidos" y "Guerra santa contra su presencia en el Golfo", puede poner en aprietos al presidente Alí Akbar Hachemí Rafsanyani. Tras ganarse una fama de pragmático en Occidente, el hombre fuerte de Irán ha emprendido un prudente acercamiento hacia Europa. La nueva actitud de su país en el asunto de los rehenes de Líbano y la crisis provocada por su vecino del Oeste le están permitiendo ganar puntos, e incluso ya ha obtenido una primera recompensa: el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Londres.

Recurso retórico

Sin embargo, durante la reciente visita a Teherán del presidente sirio, Hafez el Asad, Rafsanyani se las vio y se las deseó para lograr un comunicado conjunto que no revelara diferencias de prioridad respecto al actual conflicto entre los dos viejos aliados. El llamamiento a la guerra santa del guía espiritual de la República, Alí Jamenei, puede no ser más que un recurso retórico para entretener a las masas, pero puede traducir también ciertas discrepancias internas en la actitud ante el problema.

Las tentadoras ofertas de Bagdad, que, agobiado por el aislamiento, le ha servido la paz en bandeja de plata, pueden, en el futuro, abrir una brecha a la solidaridad recién estrenada en la ONU. Aunque las autoridades iraníes se han manifestado hasta ahora respetuosas con el embargo y las sanciones decretadas en ese foro, expertos militares soviéticos consultados se muestran convencidos de que, en caso de confrontación militar, Irán se unirá a Irak y estallará una III Guerra Mundial.