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LA CRISIS DEL GOLFO

Petróleo a prueba de bombas

La destrucción de pozos sólo sería posible con grupos de saboteadores

La amenaza de Sadam Husein de provocar "un diluvio" y destruir los yacimientos petrolíferos de Oriente Próximo sólo podría llevarse a cabo contando con numerosos grupos de saboteadores, y no con misiles. Aun así, sólo resultarían dañados los equipos de extracción, y no los yacimientos, según diversos expertos en seguridad. Como medida preventiva, las autoridades saudíes han reforzado las medidas de seguridad. El Gobierno saudí aún recuerda que, en abril de 1988, un grupo terrorista colocó una fuerte carga explosiva en el complejo petroquímico de Jubail, que fue desactivada a tiempo. Cuatro de los saboteadores fueron detenidos y decapitados.

Las refinerías, pozos y estaciones de bombeo saudíes son blancos inmóviles y muy visibles, pero están muy custodiados y en su mayoría permanecen fuera del alcance de la artillería iraquí. Otra cosa son las instalaciones kuwaitíes, que podrían estar minadas. Las tropas iraquíes podrían desencadenar un rosario de explosiones que dejaría los pozos inutilizables durante meses o incluso años, según los expertos. Las reservas, sin embargo, permanecerían intactas bajo el desierto. El "infierno subterráneo" sugerido amen azadoramente por Irak no es posible."Todo eso de destruir los yacimientos es pura charla: no se puede. Sólo es posible destruir las instalaciones", dice Thomas Gochenauer, asesor de Petroleum Finance en Washington y antiguo ejecutivo de la sociedad petrolera kuwaití. "Para causar daños graves habría que introducir cargas de gran potencia en lo más profundo del yacimiento. También se podría derramar hormigón desde lo alto del pozo, pero eso no se hace en dos horas", comenta Gochenauer.Sin Oxígeno

"Podrían incendiar los pozos, lo que sucede a veces, pero sólo arde la superficie", señala Red Adair, propietario de una empresa especializada en combatir incendios en los yacimientos de Tejas. "Bajo tierra", especifica Adair, Ia falta de oxígeno hace imposible el fuego". Durante los ocho años de guerra contra Irán, el Ejército iraquí intentó repetidamente destruir la principal terminal petrolífera iraní, en la isla de Karg. No tuvo éxito. "Una de las cosas que Sadam Husein aprendió entonces es que no se puede lograr eso con bombardeos o misiles", afirma Edward Badolato, director de una empresa de seguridad energética. Sin embargo, especifica Badolato, "una simple cuadrilla de saboteadores podría causar terribles daños" en la zona este de Arabia Saudí, ínterrumpiendo no sólo la exportación de crudo, sino también la producción de energía eléctrica y la desalinización de agua, que se realizan aprovechando el gas natural generado en el proceso de refino. "Intentar proteger todo eso supone un gran esfuerzo", comenta.

Con esta opinión coincide la de un antiguo directivo del departamento de seguridad de Aramco, la compañía estatal saudí, quien afirma que "la infiltración de saboteadores podría constituir un problema muy serio". Los especialistas de Ararrico y tropas saudíes vigilan las instalaciones petrolíferas con helicópteros y patrullas terrestres, y disponen además de una red de observadores -especialmente, pastores beduinos- "que mantienen los ojos muy abiertos", según el especialista.

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