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"El reloj del comunismo se ha detenido"

El escritor soviético Solzhenitsin propone un programa para la reconstrucción de su país

"El reloj del comunismo se ha parado, pero su edificio aún no se ha desmoronado. Por esta razón, en vez de liberarnos a nosotros mismos, debemos intentar salvarnos de ser aplastados por sus escombros". Con estas palabras altisonantes y apocalípticas comienza el mensaje de Alexandr Solzhenitsin a su nación, publicado el martes pasado en su totalidad(16.000 palabras) por Komsomólskaya Pravda, el diario de mayor venta de la Unión Soviética. El programa global del intelectual para su país se titula Cómo debemos reconstruir Rusia.

Es el planteamiento de un profeta proscrito durante mucho tiempo para un renacimiento moral, político, económico y constitucional en un país que casi ha sido, destruido por 73 años de comunismo. El texto está escrito en un ruso arcaico, grandilocuente y salpicado generosamente con referencias a los clásicos y a los antiguos filó

"Hemos perdido un tercio de la población", comienza Solzhenitsin. "Nos hemos privado de nuestra prosperidad de antaño. Hemos destruido a los campesinos como clase y a sus aldeas. Hemos contaminado nuestra tierra y el agua. Hemos destruido a nuestras mujeres con el trabajo duro, las hemos separado de sus hijos. Nos hemos olvidado del cuidado de la salud. No hay medicinas. Hemos olvidado lo que es la comida sana, millones de personas no tienen casa y sólo creemos en una cosa: tememos que se nos prive de beber sin límite".

No todo está perdido

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"Pero no todo está perdido. Rusia puede soportarlo todo", afirma. "El que se atreva a hacer daño a nuestra nación debería tener cuidado. Nada nos convencerá de que nuestra hambre, pobreza, muerte prematura y la degeneración de nuestros hijos son más importantes que nuestro orgullo nacional".

"Todos sabemos que la gente no quiere vivir en un apartamento común y abarrotado, pero esa es la situación vigente en nuestro país. Por ello, los que quieran deberían poder marcharse. No se puede impedir a las repúblicas que se separen: las fuerzas centrífugas son tan fuertes que no pueden detenerse sin violencia y derramiento de sangre. Y si este es el precio, no se les debe negar".

"Se debería permitir que las tres repúblicas bálticas, Armenia, Georgia, Azerbaiyán, Moldavia y cuatro de las repúblicas de Asia central se separen de manera inequívoca e irrevocable. En cuanto a Kazajstán, la quinta y más rusificada república de Asia central, debería permitirse la independencia a las zonas dominadas por los kazajios. Deberían establecerse comisiones especiales para preparar estas iniciativas inmediatamente".

"No tenemos fuerza para mantener a nuestras provincias, ni fuerza económica ni fuerza espiritual. No necesitamos el imperio porque nos destruye. Tenemos que hacer una elección cruel, entre el imperio y la salvación de nuestro propio pueblo. Tampoco puede esperar Rusia que vuelvan los millones de refugiados".

Lo que queda, esencialmente, es el centro eslavo de la Unión Soviética: Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Según SoIzhenitsin, "separar Ucrania hoy significaría dividir a millones defamilias". El comunismo era "un mito" que tanto los rusos como los ucranianos habían vivido en el Gulag desde 1918. Si Ucrania deseara separarse, así sería. Pasara lo que pasara, Rusia debería hacer todo lo que pudiera por compensar a los dos pueblos eslavos hermanados por el desastre de Chernóbil, "provocado por los oportunistas y los locos del sistema soviético".

El escritor repasa la degeneración económica de ",la unión rusa". Debería dejar de desviar recursos para apoyar "regímenes extranjeros" en países como Cuba, Angola y Vietnam "El primero en hacerlo sería un hombre de Estado y un patriota". El país debería poner fin al desarrollo de nuevo armamento, "incluso el espacio exterior puede esperar". Debería dejar de exportar materias primas es tratégicas a los países de Europa occidental y dejar de despil farrar capital en industrias que no son rentables.

Previsiblemente, tampoco se salva el partido comunista. Debería devolver su "propiedad sin límites" al Estado. Lo que se ha despilfarrado no puede ser devuelto, "pero, por lo menos, que devuelvan lo que queda; que dejemos de dar de comer a la burocracia del partido".

En algunos aspectos, el modelo económico de Solzhenitsin es el mismo que el que ya está llevando a cabo el presidente Gorbachov. Pone el énfasis en la propiedad privada: "No hay ciudadano independiente sin propiedad privada". Debería apoyarse la iniciativa privada, pero no a cambio de reemplazar el monolito comunista por enormes oligopolios como los occidentales. Argumenta también a favor de la abolición del propiska, el odiado permiso de residencia que puede impedir que la gente se marche de su ciudad o aldea. "La vida económica normal no es compatible con lapropiska que regula la policía".

Renacimiento del campo

Como la conservadora escuela de aldea de escritores rusos contemporáneos, el manifiesto aboga por el renacimiento del campo, "del que depende la futura prosperidad de Rusia". Deberían "liberarse" de las ciudades superpobladas; éstas "volverían así a la vida normal".

Una vida familiar normal ya no existe. Una mujer tenía el derecho a criar a sus propios hijos en paz. El sistema de enseñanza debería recuperar los valores perdidos y defenderse de lo peor del mundo capitalista. "Históricamente, el telón de acero defendía nuestro país de lo mejor que Occidente podía ofrecerle. Nuestra juventud sólo ha asimilado la basura de Occidente".

"Las cualidades espirituales y la pureza de las relaciones sociales son más importantes que la abundancia". Curiosamente, la Iglesia no desempeñará un papel decisivo. Incluso hoy, observa, la Iglesia no ha podido mantener el paso con los cambios que le rodean porque no se ha liberado de su sumisiónal poder secular.

Gradualmente, las estructuras dominantes de la Rusia anterior a 1917 deberían restaurarse. Solzhenitsin aboga por la recreación de los zemstva, los consejos de distrito elegidos que había en la época prerrevolucionaria.

El pilar del Gobierno central, bajo un presidente fuerte, debería ser el Duma, el Parlamento disuelto por Lenin. Sus miembros deberían "reflejar la conciencia del pueblo", deberían "tener autoridad, una alta moralidad y sabiduría".

Pero, por fin, surgen las dudas. "Hoy día, la democracia es la palabra más de moda; cuánto se proclama y se grita, incluso se especula con ella", pero la gente no ha entendido su significado.

@ The Independent /EL PAÍS

Medidas urgentes a tomar

"Me parece que hace falta dar vía libre a la iniciativa privada y apoyar y defender todos los tipos de pequeñas empresas, porque de ellas vendrá lo más parecido a la prosperidad local, pero imponiendo, por ley, límites firmes a la concentración desenfrenada del capital e impidiendo, en cualquier frente que se produzca, la formación de monopolios y la toma de control de ciertas empresas por otras.""La aparición de monopolios amenaza la calidad de los productos: la firma acaparadora puede permitirse, para evitar que la demanda no disminuya, llenar el mercado de mercancías de mala calidad."

"A lo largo de los siglos, las empresas han puesto su orgullo en fabricar, y la gente en poseer, cosas inútiles; actualmente, en Occidente se produce una cascada asombrosa de modelos siempre nuevos ( ... ) y la sana noción de reparación desaparece: en cuanto el objeto está un -poco estropeado, uno se ve obligado a tirarlo y a comprar otro, lo que va directamente contra el sentido humano de la autolimitación; se llega a la total depravación."

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