La cuestión de la opción
Con relación a la cuestión de la opción de don Vicente Molina Foix (EL PAÍS, 5 de septiembre), conviene advertir que quaestion-(em) y option-(em) siempre han sido, desde sus orígenes latinos, palabras de distinto contenido semántico, y de ahí que la primera no pueda representar -y sobre todo en pleno Renacimiento, la edad latinista por antonomasia- la acepción que a juicio del señor Molina "le conviene al verso de Shakespeare". Tampoco es ésta, según él la ha citado, una sola acepción, sino dos (la facultad de elegir y la elección misma), por lo que seguimos sin saber a qué carta quedarnos. Sorprende además que el señor Molina haya rechazado cuestión por las "resonancias discursivas y aun legalistas que dicha voz pudiese haber tenido en el discurso de Hamiet, ya que todo el soliloquio es un proceso de ordenada reflexión, y, por ende, discursivo; y si es que había riesgo de que cuestión desentonase como tecnicismo jurídico en el consabido discurso, no creo que tal riesgo haya desaparecido con opción, palabra que de ordinario comporta la posibilidad de ejercitar un derecho, y que se da mayormente en contextos de índole legal, contractual, reglamentaria o farense. Muy especialmente, es término bastante común en los mercados de instrumentos financieros.El señor Molina también ha juzgado conveniente que la pri-
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mera línea del soliloquio se cierre con un punto, y así ha dado al traste con la puntuación y la conjunción que en el original establecen un nexo entre la primera línea, escuetamente enigmática, y la reflexión completiva de las cuatro líneas siguientes; porque lo que se inicia en la segunda línea es una nueva formulación, más dubitativa que interrogativa, de la cuestión o alternativa que en la primera línea no había quedado suficientemente formulada. El señor Molina ha roto, por tanto, esa reveladora ilación que existe entre las cinco primeras líneas del original, y de -la cual emana el resto del monólogo. Al parecer, no ha considerado que fue Shakespeare el que acuñó lo de to be, or not to be, antítesis de la que no tenemos ninguna constancia anterior, y que más ramplonamente pudiera haber sido to live, or not to live. No es extraño, por tanto, que gran parte del famoso monólogo consista en un análisis de los conceptos que se contraponen en dicha alternativa.- Gaspar Otálora Otálora.
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