La CE intenta desempeñar a partir de hoy un papel más destacado en la crisis del Golfo

La Comunidad Europea (CE) intenta reforzar su papel en la crisis del Golfo, hasta ahora poco acorde con el peso económico y político de los Doce. El consejo extraordinario de ministros de Asuntos Exteriores que se celebra hoy en Roma se centrará en la concesión de ayuda financiera a los tres países (Egipto, Jordania y Turquía) más afectados por el embargo contra Irak, pero el objetivo a corto plazo es dar un nuevo impulso al diálogo político para conseguir "la estabilidad futura en Oriente Próximo".

La CE trata de tomar de nuevo la iniciativa diplomática y traducir a los hechos una cohesión interna puesta en entredicho por la dispar participación militar y las diferencias de criterio entre algunos miembros.Los 45 navíos, más de 170 aviones de combate y 100.000 soldados enviados por Estados Unidos a la zona del Golfo contrastan con los 25 buques de guerra, 40 aviones y menos de 7.000 soldados que suman, entre prometidos y enviados, los de los países de la Comunidad Europea. Dentro de los Doce, el esfuerzo militar para contribuir a la crisis es muy desigual, incluso sin tomar en cuenta la excepción que representa Irlanda, país neutral.

Según fuentes de la OTAN, Francia ha enviado a la zona un grupo naval de combate integrado por un portaaviones, dos destructores, dos fragatas, cuatro corbetas y dos buques nodriza. El Reino Unido se ha límitado a enviar un destructor y tres dragaminas, pero, a diferencia de los franceses, destaca por haber situado en la zona un escuadrón de aviones de caza Tornado, un escuadrón de bombarderos Jaguar, cuatro aviones Nimrod de reconocimiento, 10 aparatos Hércules C-130 de transporte y cuatro aviones nodriza.

Aparte de estas dos representaciones de fuerza disuasoria, el resto de las aportaciones sólo están aparentemente coordinadas por la Unión Europea Occidental (UEO) y revisten un carácter simbólico. Italia ha puesto rumbo al Golfo a dos fragatas y tres corbetas; España, una fragata y dos corbetas; Bélgica ha enviado dos dragaminas; Holanda, dos fragatas; Grecia, una fragata, y Dinamarca, una corbeta. Portugal no ha pasado de la promesa de contribuir con una corbeta, mientras que la República Federal de Alemania, limitada por la prohibición constitucional, ha situado cinco dragaminas en el Mediterráneo oriental.

Los países de la CE intentan recomponer hoy una estructura unitaria y acentuar su protagonismo en el Golfo, antes de que el próximo lunes Estados Unidos aumente sus presiones sobre los Doce. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, visitará ese día Bruselas para informar de los resultados de la cumbre Bush-Gorbachov y recordar a sus aliados de la OTAN que deben pagar la factura del despliegue militar estadounidense.

Política de seguridad

La crisis del Golfo ha puesto de manifiesto la necesidad de una política exterior y de seguridad comunes, entendida esta última "no sólo como una posición concertada en materia de control de armamento, sino también en su vertiente militar necesaria para dar una respuesta común y eficaz en situaciones como ésta", afirma un experto comunitario. El propio presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, declaró el pasado domingo que el desarrollo de la crisis "va a volver a colocar a Estados Unidos en primera línea, y esto no va a facilitar la solución de nuestros conflictos comerciales".

Medios comunitarios valoran con cuidado el efecto que esta supremacía recobrada puede tener sobre la ronda de Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en la reunión final de diciembre en Bruselas. También la CE valora con cuidado el efecto que la subida del precio del petróleo tendrá sobre la economía. Según los expertos, el paso del barril de petróleo de 15 a 25 dólares reduciría en medio punto el producto interior bruto de la CE. El recorte en el crecimiento será superior al 1 % si los países en vías de desarrollo y los vecinos del Este reducen sus importaciones a la Comunidad, lo cual es más que probable.

La propuesta de la Comisión Europea que sirve de base a la reunión de los ministros se plantea "la estabilidad de la región mediterránea y Oriente Próximo sobre dos bases esenciales: la solución de los conflictos interiores de la región, particularmente del conflicto árabe-israelí, y la retirada de todas las fuerzas extranjeras de los territorios que ellas ocupan, por una parte, y por otra, un desarrollo regional más eficaz".