Misas a bordo

"Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados a la derecha del Señor". Con esta jaculatoria terminaba el capellán Ramón García (con el grado de capitán), la misa celebrada ayer a bordo de la corbeta Cazadora. Eran las 10.30 y sólo faltaba hora y media para que los tres buques españoles zarparan rumbo al canal de Suez. Las 32 personas (cinco marineros y el resto mandos, oficiales y suboficiales) que habían oído misa entonaron, con cierta emoción, una Salve muy marinera, acompañados por la megafonía. El resto de la tropa había oído misa en la corbeta Descubierta.Una gran bandera española se había colocado tras el oficiante, tapando la base de uno de los cañones de la embarcación. Ramón García, un capellán catalán muy campechano que parece disfrutar con su misión en la flota, comenzó puntualmente la celebración. El capitán de navío Francisco Rapallo Comendador respondía con voz fuerte cada una de las oraciones, al igual que sus subordinados.

A la hora de las plegarias, el capellán introdujo algunas peticiones que, según sus palabras, no estaban en los breviarios. "Por los gobernantes de todo el mundo", "por los navegantes". A la hora de darse la paz lo hicieron de corazón."' Esperemos que así sea", susurró un suboficial. Con ese pensamiento zarparon las tres embarcaciones. Los ánimos parecían bastante calmados después de una semana de travesía. "La despedida siempre es triste y emocionante", declaraba Rapallo, refiriéndose a la salida de España, "pero la mar arregla muchas cosas y todos están muy bien".