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GUERRA EN EL GOLFO

Hosni Mubarak: "No hay esperanzas" de paz

Ángeles Espinosa

"No esperen a mañana, la guerra química se acerca". La situación aún no es tan grave, pero la advertencia, en forma de consignas de seguridad distribuidas ayer en varios hoteles de los países del golfo Pérsico, refleja la atmósfera de nerviosismo prebélico que inunda todo Oriente Próximo. De momento, Egipto ya ha confirmado el envío de un primer contingente militar de 6.000 hombres a la región del Golfo, y fuentes periodísticas norteamericanas se han hecho eco de una decisión similar por parte de los Gobiernos de Marruecos y Siria. Son las primeras consecuencias de la cumbre árabe de El Cairo. Ayer por la noche, el presidente egipcio, Mubarak, se mostró "extremadamente pesimista" sobre la situación y consideró casi seguro un enfrentamiento armado.

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Diario del conflicto

Los 6.000 soldados egipcios despachados ayer a un lugar de Arabia Saudí no precisado "van a formar parte del paraguas árabe destinado a la protección de los países de la zona", según un comunicado de la presidencia de la República difundido por la agencia oficial de noticias egipcia. De acuerdo con el texto del anuncio, el Gobierno de El Cairo ha adoptado esa decisión "en aplicación de las resoluciones tomadas por la cumbre y ante la peligrosa situación en el Golfo". El presidente egipcio, Mohamed Hosni Mubarak, se mostró ayer muy pesímista acerca de la posibilidad de una solución pacífica al conflicto. "Si alguien nos ataca", aseguró, "estamos dispuestos a enfrentarnos".El rápido envío de tropas por parte egipcia, calculado en dos divisiones de 3.000 hombres cada una, no parece ser, sin embargo, el primero que efectúa este país. Los servicios secretos occidentales dan por segura la presencia en Arabia Saudí, desde hace tres o cuatro días, de varios centenares de miembros de las dos brigadas de paracaidistas con que cuenta en su Ejército.

Por su parte, Marruecos ha desmentido de momento las informaciones publicadas por el diario The Washington Post sobre un despliegue similar. Según la agencia de noticias France Presse, unos 5.000 soldados marroquíes se encuentran de forma permanente en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), en virtud de un acuerdo bilateral firmado hace cuatro años. Un intercambio similar estaba previsto con Kuwait poco antes de que aconteciera la invasión iraquí. Algunas fuentes estiman por tanto que los hombres destacados para esa tarea podrían desplazarse a Arabia Saudí si fuera necesario.

Tampoco ha podido verificarse la inmediata participación siria en esa fuerza multiárabe en fase de creación. La noticia adelantada ayer por el semanario cairota Ajbar al Yom choca con el tono moderado empleado hasta ahora por Damasco para denunciar la invasión de Kuwait por Irak, su enemigo tradicional. A juicio de los analistas políticos, el Gobierno de Hafez el Asad habría optado una aproximación discreta a la crisis, en previsión de que su rivalidad pueda volver a Bagdad contra él.

Una guerra inevitable

Casi nadie duda en Oriente Próximo que, por uno u otro lado, la guerra va a estallar. Desde el ministro israelí de la Vivienda, Ariel Sharon, que ayer preconizó "una acción militar inmediata" de Estados Unidos en el Golfo, hasta el egipcio de la calle. Para Salaj Muntaser, el editorialista de la revista egipcia oficialista Oktober, "la intervención norteamericana se va a producir porque la Unión Soviética ha dado luz verde, el régimen legal de Kuwait lo ha pedido, existe un sentimiento árabe contrario al déspota Sadam Husein y hay una gran inquietud occidental por los precios del petróleo".

Bagdad desmintió anoche el primer incidente directo entre Irak y Arabia Saudí. Tras informaciones según las cuales la artillería antiaérea del reino dispar? contra dos aviones de reconocimiento iraquíes que sobrevolaban su territorio, un portavoz de Irak dijo no haber enviado aviones de reconocimiento a la zonas, y que se trataba de "una mentira de los medios de información imperialistas" para abrir una vía de agresión contra Irak.

El diario opositor Al Uafd considera que Sadam no dará el primer paso, aunque lo provoque, para buscar la "solidaridad árabe frente a la agresión exterior". Este clima es el que intenta gestar el líder iraquí, con su recurso al arma de la religión, una maniobra psicológica que ya ha tocado los sentimientos profundos de muchos musulmanes dentro y fuera del mundo árabe.

Nacionalismo árabe

Desde Nuakchot hasta Saná, pasando por Túnez o los Territorios Ocupados, son numerosas las manifestaciones contrarias a la presencia de las tropas norteamericanas en el Golfo y, de hecho, a favor de Irak.

La postura adoptada en esta crisis por Yasir Arafat, el líder de la OLP, requiere una especial atención. El dirigente palestino ha hecho una apuesta muy aventurada al alinearse con Bagdad frente a Kuwait y el resto de las monarquías del Golfo, que hasta ahora financiaban de forma generosa su lucha. Su negativa a condenar a Irak y su oposición al envío de tropas árabes a la zona, en contra de la cumbre del pasado viernes, van a cerrarle una importante fuente de ingresos.

La decisión de la Liga Árabe de enviar una fuerza conjunta de defensa a Arabia Saudí y los otros Estados del Golfo, apenas esconde la impotencia de sus miembros ante la agresividad iraquí. La conferencia extraordinaria de jefes de Estado mostró dos debilidades. Por un lado, no se logró establecer medidas concretas para frenar el expansionismo de Bagdad y restituir el statu quo previo a su invasión de Kuwait. Por otro, la condena de dicho atentado a la legalidad internacional y las escasas medidas adoptadas, apenas recibieron el respaldo de 12 de los 21 integrantes del foro, lejos de la unanimidad exigida por la Liga.

Luego está el riesgo de que algún país se eche atrás. Apenas 12 horas después de que concluyera la cumbre, una fuente oficial jordana manifestó ayer que su país se había abstenido. Esta afirmación contradecía el anuncio hecho la noche anterior por el portavoz oficial de la reunión, el egipcio Amer Musa, quien citó a Ammán entre las delegaciones que emitieron reservas. Para Jordania, los esfuerzos desplegados por los árabes han sido insuficientes y no se ha logrado un acuerdo mínimo" para que se retiren las fuerzas extranjeras.

Así y todo, el emir de Kuwait, jeque Yaber al Ajmat al Sabaj, ha expresado su satisfacción por el apoyo recibido "de algunos jefes de Estado árabes, que ha permitido a la cumbre de El Cairo adoptar decisiones significativas".

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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