Por la concordia entre Küng y Ratzinger
La evidente antipatía, cuando no franca hostilidad, entre dos grandes teólogos, Hans Küng y Joseph Ratzinger, está a punto de trascender a toda la Iglesia católica, con motivo de la infalibilidad papal sobre declaraciones expresas referidas a determinadas encíclicas.Küng quisiera que Su Santidad no declarase infalible una encíclica sobre natalidad hasta calibrar el vasto y ecuménico consenso de toda la Iglesia. Aboga por un legítimo reparto y contribución de la autoridad moral. Ratzinger, por el contrario, quisiera que Su Santidad declarase infalible una encíclica sobre la natalidad, y aboga por una "papificación" de la autoridad moral.
A mi juicio, respetando los juicios ajenos, Küng se halla más próximo a la democratización de la Iglesia católica.
Sin embargo, el triste, tristísimo meollo de la cuestión hay que analizarlo en el hecho personalísimo de que cuando Küng dice blanco, Ratzinger objeta negro; y cuando Küng dice negro, Ratzinger objeta blanco. En tal aspecto, más que sesudos teólogos, parecen niños traviesos.
Incluso el propio Ratzinger, en fechas no muy lejanas, estaba muy cercano al pensamiento de Küng, y, a ciencia fija, nadie se explica que el sabio Ratzinger sea, como se dice en lenguaje coloquial, "más papista que el Papa". Razón por la cual nos gustaría que uno de los temas de conversación de este largo y cálido verano fuera ese pugilato teológico entre Küng y Ratzinger. Pues la teología es, en verdad, una apasionante doctrina sobre los atributos de Dios. Y a nivel de puchero, la teología natural, en sus especulaciones, hace uso de la sola razón. Salta a la vista que encíclicas tan trascendentes para la buena comprensión de la cultura de la vida y de la civilización del amor no deben dirimirse por personalísimos celillos teológicos. Convendría que san Francisco de la Paz mediara entre Küng y Ratzinger, pues no hay sabiduría más sabia que una sabiduría con concordía.-
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