_
_
_
_
CRÓNICAS DE VERANO

De Zeus a Keops

San Sebastián no es una ciudad de la que el visitante se enamore en el acto. En verano tiene ese costado turístico, masivo y con oferta de diversiones tópicas, que deja la impresión de estar en cualquier otro sitio. Por otra parte, es una ciudad agobiada en torno a La Concha y que en multitud no es otra cosa que agobiante. Los hosteleros no son gente especialmente amable, tampoco lo contrario, y los hospedajes, por estrellas que luzcan, tienen lo justo. Fuera de eso, comer en alguno de los hoteles buenos supone la misma decepción y a veces irritación que en algunos chiringuitos turísticos de otros lados de España.

La diferencia con otras ciudades es que, si el visitante consigue introducirse en los ambientes propios, hay más posibilidades de hacer cosas. El frontón, las apuestas, los caballos, el juego, las sociedades gastronómicas, son ofertas con las que el extraño se lo puede pasar francamente bien. Un partido de parejas de remonte es uno de los espectáculos deportivos más hermosos que pueden disfrutarse.

Más información
Donostia y la escapada francesa

La noche de San Sebastián es tópica y no da para aventuras excesivas. Hay lugares que cierran a las cinco y a las siete de la mañana y donde el noctámbulo no tendrá que preocuparse del cierre. Las cafeterías y terrazas que bordean La Concha también cierran tarde. El Náutico o La Perla son dos lugares de moda en esa zona. Mucha gente joven y mucho estar a la que caiga.

A eso de las cuatro, se puede hacer una visita a Zeus, un pub muy solicitado, con una pequeña discoteca, cerca también de La Concha, pero no sobre la playa.

De Zeus se va directamente a Keops, uno de los locales que cierra más tarde y que es una discoteca con todas las de la ley pero sin más. Está situado detrás de Amara y se tiene la impresión de haber salido a un pueblo de cercanías. Gente bastante joven y aparentemente seleccionada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Al amanecer, Donostia ofrece una buena variedad de bares para desayunar. En ellos se toma la última copa y el primer café del día. A partir de las seis de la mañana. El desayuno en estos sitios es la institución de los noctámbulos. "Primero vas a Zeus, luego a Keops y luego a los desayunos", dice un entendido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_