Benevolencia
El Puerto de Santamaría Del cartel anunciado sólo compareció Juan Pedro Galán, que estaba dispuesto a tomar la alternativa pasara lo que pasara. La verdad es que no sabemos lo que pasó, pues la empresa sólo anunció la sustitución de los toros de Sampedro y de los toreros Paula y Emilio Muñoz, sin que se dignara dar a la afición una explicación por tan significadas ausencias. Fuentes bien informadas de la cola de la taquilla comentaban que la corrida de Sampedro fue desechada en su totalidad, lo que provocó la caída del cartel de los dos diestros en uso de su reglamentario derecho. La decisión de Paula es difícil explicarla, pues insondables son los recovecos del alma gitana, por muy hondo que escudriñemos. La decisión de Emilio Muñoz tiene una explicación muy sencilla: falta de profesionalidad. Pero en su pecado lleva la penitencia el trianero, ya que difícilmente va a encontrar esta temporada una corrida más noblota y un público más predispuesto a la benevolencia y a la hipertrofia del triunfo.José Luis Galloso derrochó voluntad a raudales, en correspondencia al ánimo que le prodigaron sus paisanos. Dio muchísimos pases, la mayoría templados, sin quebrar nunca la trayectoria del toro, toreando hacia afuera, y embarcando, como es norma cada vez de más general uso, con el pico de la muleta. No hubo gran diferencia de calidad entre ambas faenas como para que merecieran tan dispar premio. En su primero entró a matar recibiendo, con estimable aguante, cobrando una estocada caída. En su segundo lo hizo de un pinchazo hondo y un descabello. Ahí está la diferencia.
Rojas / Parada, Galloso, Galán
Toros de Gabriel Rojas, de desigual presentación, blandos y nobles. José Luis Parada: oreja en ambos. José Luis Galloso: dos orejas y vuelta. Juan Pedro Galán, que tomó la alternativa: vuelta y palmas. Prada, Galloso y el mayoral de la ganadería salieron a hombros.Plaza de El Puerto de Santa María, 31 de julio. Un tercio de entrada.
José Luis Parada no es hoy el torero de singular pureza que asombró en su reaparición la pasada temporada. Toreó despegado y también citó con la muleta oblícua, y además no sujeta por el centro del palillo. Espléndidos fueron, sin embargo, los pases de pecho. Lo demás de su toreo careció de la profundidad que él sabe imprimir cuando quiere.
Juan Pedro Galán, en el de la alternativa, toreó despegado en los pases fundamentales sobre ambas manos, y terminó con muy toreros ayudados por alto. En el sexto, un tanto quedado, se distinguió más por la gesticulación al público, los desplantes y los paseos alrededor del toro, que por el dominio sobre su enemigo.
El número de trofeos conseguidos y la salida a hombros hasta del mayoral pudieran hacer creer que se había explicado en el ruedo de El Puerto la tauromaquia de principio a fin ante seis toros de bandera. Lo único auténtico de todo ello es la bondad y el júbilo de este público que merecería ser canonizado.
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