El mal bolchevique
Por crueldad innata quiero hacer leña del árbol caído y ensañarme yo también, ortodoxo de mí, con nuestros sufridos mártires de tertulia -Fusi, Tortella-; intelectualmente indigente, recojo a Lenin de la basura. Aseguran que Stalin no fue nada, que la explicación toda, la culpa toda, el crimen todo, estaba en Lenin; y para tan gran afirmación, que vuela tan ligeramente sobre los millones de sacrificados, aportan pocos argumentos, demuestran nada.Stalin acaso controlara los resortes del poder ya antes de 1924. Una vez que el triunvirato se desembarazó de Trotski, a Stalin le costaría poco derrotar a Zinoviev y a Kamenev, aparentemente más influyentes que él. Con todo, hasta 1934 y el asesinato de Kirov, no pudo obrar a su gusto con la oposición, y aun entonces le costó imponer el terror. No son pocos años. Cuando en 1929 consiguió desterrar a Trotski, no hubieran sido entonces imaginables represalias mayores.
Zinoviev y Kanienev, feroces adversarios de Trotski, no se servirían con él de las medidas punitivas al uso luego; la nueva facción derechista en tomo a Bujarin no las hubiera consentido contra los derrotados zinovievistas; los estalinistas declarados y sinceros, la última facción sustentada en la vieja guardia, jamás hubieran actuado así contra sus antiguos camaradas. Stalin tuvo que acabar con sus fieles Kirov y Orjonikidze, incluso intimidar brutalmetne a Molotov o Kalinin, para poder obrar como obró. Fue necesaria más de una década, grandes desplazamientos en la cúpula del poder, una tenaz manipulación por parte de Stalin y una enorme farsa, como la del asesinato de Kirov, para que se diese ese vuelco brutal en el carácter del partido y el comunismo tomara la configuración que ahora tiene.
No es probable no sólo que con Lenin hubiera sido lo mismo, sino ni siquiera con Trotski, Zinoviev, Bujarin, Kirov o incluso Molotov. Sería realmente injusto presuponerle a nadie una conducta tan cruel o un ensañamiento tal con su pueblo aun suponiendo, y es mucho suponer, que la teoría bolchevique condujera inevitablemente a alguna suerte de autocracia.-
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