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Mejor hablar del tiempo

Desde luego que casi es mejor hablar del tiempo para aligerar la carga que supone comentar el soponcio de corrida que motiva estas líneas. Ha estado haciendo mucho calor en Santander estos últimos días, más del habitual a quí, y de repente ha cambiado el tiempo y cinco minutos antes de empezar la corrida el sirimiri se intensificó y estuvo a punto de impedir la celebración del festejo.Pero no toca más remedio que decir algo de la corrida, que menos mal que no fue muy larga (a 20 minutos por toro de promedio). Por ver algo, vimos algún toro muy serio, astifino y ciertamente ofensivo por delante. Pero los covaledas se quedaron un poco en la fachada, parándose y desluciendo los afanes muleteriles. Quizás se salvase el primero de El Soro, aunque no se pudo ver del toro por la forma en que lo toreó el valenciano.

Algo de lo poco positivo de la tarde lo realizó Vidrié en su primero, más codicioso con los capotes que con las cabalduras, al que consintió mucho y clavó con riesgo y acierto. En cambio, en su segundo, algo tardo, no estuvo nada afortunado, con muchas pasadas en falso y poniéndose pesado al buscar con insistencia el terreno propicio para clavar un par a dos manos.

Intentos

Alcalde, aunque un poco rápido, estuvo digno y arriesgó con decisión en su primero. Su segundo, muy serio y con aparatosas defensas, planteó problemas y el manchego estuvo con precauciones y a la defensiva. Morenito de Maracay se quedó en intentos, comenzados con muy buen aire en su flojísimo segundo. Y El Soro cortó una oreja destoreando a su primero y captando el favor del sector menos documentado de la plaza, que no se apercibió de que el valenciano toreaba encogido, rápido y fuera de cacho (hasta un molinete le dio a la brisa del Cantábrico, que no al toro). Nada que objetar a la concesión del trofeo, pero sí a que se pidiese. En el último, por lo menos, estuvo breve. Como era corrida de banderilleros, pues hubo rehiletes a porrillo, con muy pocos pares buenos: un quiebro de Morenito, dos pares de El Soro, menos espectacular que otras veces, y pare usted de contar.

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