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Malos y buenos vientos

Viento / Blázquez, Jesulín, Senda Novillos de Viento Verde, bien presentados aunque muy gachos y brochos, tres pastueños y tres difíciles. Víctor Manuel Blázquez: estocada desprendida y descabello (petición y dos vueltas); pinchazo, media desprendida y descabello (ovación y salida al tercio). Jesulín de Ubrique: media y rueda de peones (silencio); media y rueda de peones; la presidencia le perdonó un aviso (oreja). Paco Senda: bajonazo y rueda de peones (oreja); tres pinchazos y bajonazo (palmas). Plaza de Valencia, 25 de julio. Cuarta corrida de feria. Media entrada

Valencia La novillada era de la ganadería Viento Verde, propiedad hermanos Peralta, y salió con buenos y malos vientos, según. Es un chiste, claro, y no pasa nada si viene a cuento, porque, efectivamente, unos novillos correteaban por el redondel huracanados, mientras otros embestían con suave brisilla. En el caso de que la ganadería hubiese sido Mar Azul en lugar de Viento Verde, habríamos dicho que unos novillos llevaban temporal, otros calma chicha, y tampoco pasaría nada.Novilladas así son muy interesantes porque dan variedad a la fiesta y permiten medir las posibilidades de los diestros. El valor y la técnica se miden estupendamente con el toro huracanado- atemporalado, mientras el suave de brisas-calmo de chichas permite explayar el arte torero a quien lo atesore. Puestos en funcionamiento los calibradores correspondientes a ambos tipos de reses -que se repartieron, más o menos equitativamente, los tres espadas- el resultado final dio triunfador a Paco Senda, valenciano y el más joven de la terna.

Paco Senda toreó con arte, entrega, añejo sabor, al novillo calmo-pastueño, se peleó bravamente con el atemporalado-bronco, y si le costó la pelea tremendos trastazos, no pareció importarle. En la faena de los reposos, las finuras y los encajes de bolillos, instrumentó tandas de naturales extraordinarios, lo cual quiere decir que paró-templó-mandó, ¡y cargó la suerte, por supuesto!, y dicho esto, no debería mencionarse nada más; que ya es mucho en los presentes tiempos táuricos de insufribles pegapases. Con la derecha, sin embargo, ¡no cargó la suerte! o, para expresarlo con extricta propiedad, ¡la descargó!, y no tenía ningún derecho a descargarla quien sabe torear tan bien, pues se convertía entonces en otro pegapases insufrible. de los táuricos tiempos presentes.

Ayudados por alto, trincherillas, adornos, pases de pecho echándose galanamente todo el novillo calmo-chicho por delante, condonaron a Paco Senda aquellas culpas, y la faena habría sido de oreja bien ganada, si no llega a matar de vergonzante bajonazo. El sexto sacó fuerza, también genio, se revolvía feroz al remate de las suertes, y aún así, entre voltereta y volteretón, Paco Senda consiguió enjaretarle una serie de naturales que, dadas las dificultades del novillo y su propia inexperiencia, constituyeron una proeza.

El primer novillo de Jesulín de Ubrique también se revolvía, aunque sin peligro, y no pudo con él. Al pastueño le pegó muchos pases irrelevantes y para animar al público (que estaba escasamente animado), numerosos circulares citando de espaldas, con empalmes finales de pases de pecho muy cerquita de los pitones, y ese peculiar arte entusiasmó al público valenciano.

Víctor Manuel Blázquez no pudo dar ni un solo muletazo al cuarto pues en vez de embestir volvía grupas, coceaba el trapo y huía al galope en busca de las tablas. Fue uno de los toros más rebecos que se hayan visto en la temporada. El primero, en cambio, bebía los vientos por Blázquez, Blázquez los bebía por el primero, y una vez comprobaron que coincidían en gustos y aficiones, se acoplaron de mil amores, uno haciendo el toreo, otro dejándoselo hacer, y sólo les faltó a uno poner un poquito más de sentimiento, a otro de emoción, para que aquella unión sentimental resultara perfecta. Pero la lidia es como la vida misma, que de perfecta, nada, y no había razón alguna para poner el menor reparo.

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