Raíces renovadoras
Irakere y Ladismith Black MambazoTeatro Victoria Eugenia. San Sebastián. 20 de julio.
En la jornada de clausura del teatro Victoria Eugenia como sede del Festival, los hoy tan escasos bienes de la imaginación y la comunicación corrieron a raudales. Los cubanos de Irakere venían precedidos por su fama de mejor grupo de salsa del mundo pero sólo interpretaron una canción en esa onda. No es que quisieran llevar la contraria, sino que su líder, Jesús Chucho Valdés prefirió repasar las diversas etapas por las que ha pasado el grupo desde su creación en 1972.Comenzaron adscritos al jazz-rock, que recordaron aquí en Chaka zulu, donde el batería, Oscar Valdés, hizo un largo solo apoyado por la caja deéritmos y la percusión. Después vino un cha-cha-cha en el que se invitó al público a repetir las figuras del timbalero y siguieron con jazz latino -I´ll remember april- y norteamericano: The duke, composición de Dave Brubeck dedicada a Ellington en la que Jesús Valdés demostró que conoce bien la historia del piano en el jazz.
Ladismith Black Mambanzo enamoró al público con sus cantos a capella: polifonías de Zululandia, candorosas letras que hablan de gentes sin hogar, de jóvenes mineros explotados y de Dios, amenizadas por sencillas coreografias siempre adecuadas al ritmo de sus soberbias voces. Mucho mérito se le ha dado a Paul Simon por sus descubrimientos de nuevas músicas, pero hoy debe compartirlo con West N'Kosi, saxofonista del grupo Mahiatini, quien fue uno de los primeros en darse cuenta del enorme potencial de los grupos corales surafricanos.
Se dijo que estos días han sido un aperitivo para los grandes nombres que vienen al velódromo de Anoeta. Con tan suculento aperitivo, ¿se necesitan platos fuertes?
