Liricas castellanas de hoy y de ayer
Líricas castellanas
(Estreno mundial). De Joaquín Rodrigo. Con Ana Higueras (soprano), Alvaro Marías (flauta), Francisco Rubio (corneta) y Juan Carlos Ribera (vihuela). Orquesta de Cámara de la Comunidad Europea. Director: Eivind Aadland. Obras de Britten, Mozart, Grieg y Haydn. Coliseo de Carlos III, San Lorenzo de El Escorial. Día 18 de julio.
Presidido por la reina Sofía, a quien la obra está dedicada, se estrenó el pasado martes Líricas castellanas, para soprano e instrumentos antiguos, de Joaquín Rodrigo (Sagunto, 1901), en el recoleto Coliseo de Carlos III de San Lorenzo de El Escorial.Sobre unos textos anónimos adaptados por su esposa, Victoria Kamhi, con temas de soledad, espera y amores que van y vienen, el popular autor del Concierto de Aranjuez ha vuelto a proyectar su mirada en la línea de Cuatro madrigales amatorios (1947), basados en música española del siglo XVI.
La mirada de Joaquín Rodrigo no sólo se ha ceñido a las composiciones vocales, sino que alcanza cotas destacadas en la utilización de la guitarra con Fantasía para un gentilhombre (1954), a partir de unos materiales de Gaspar Sanz. No alcanzan en cualquier caso estas Líricas castellanas la inspiración y gracia de tan ilustres precedentes, el aire evocado del pasado que mostraban la populares canciones de Juan Vázquez (De dónde venís, amor o De los álamos vengo, madre) en que se recrean los Cuatro madrigales.
Tampoco el curioso acompañamiento -flauta de pico vihuela, corneta de madera- añade elementos de fantasía haciéndose la audición algo abigarrada y reiterativa a pesa de la brevedad.
Antes y después de estas Líricas castellanas actuó la Orquesta de Cámara de la Comunidad Europea, juvenil formación por una cuerda bien conjuntada (en que la presencia femenina dobla a la masculina) y una discreta sección de viento. Brillaron especialmente en dos melodías elegíacas, Un corazón herido y Primavera, de Grieg, con un fraseo ancho y cálido, y en la Simple symphony de Britten, donde desarrollaron su asombrosa capacidad de creación de climas, levemente empañada por alguna aspereza fruto de su propia fogosidad y entusiasmo.
Al repertorio dieciochesco -Haydn, Mozart-, expuesto con precisión, le faltó un toque de ligereza (sólo los ángeles tienen alas), siendo destacable la intervención de Gulio Gianelli como solista en el concierto para flauta de Mozart.
El programa, elaborado con equilibrio y belleza, fue muy apreciado por el público.
El maestro Joaquín Rodrigo siguió el concierto acompañado de su mujer, su hija y su yerno, desde un palco situado al lado del que ocupaban la Reina Sofía y su hermana la princesa Irene.
Babelia
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