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LA BATALLA DE MANAGUA

El Sindicato sandinista invita a Chamorro a negociar

Antonio Caño

El sindicato sandinista Frente Nacional de Trabajadores se retiró ayer temporalmente de las calles de Managua e invitó a la presidenta, Violeta Chamorro, a iniciar de inmediato negociaciones encaminadas a dar fin a una huelga general que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno democrático antes de cumplirse los primeros tres meses de su gestión. Mientras tanto, la amenaza del caos y la guerra civil seguía ayer latente en todo el país. La presidenta elaboraba anoche una respuesta, que debía ser comunicada a la ciudadanía en la madrugada de hoy -hora española- que permitiera un primer contacto entre los dos bandos. Esta propuesta facilitará un primer contacto entre los dos bandos enfrentados en un conflicto con ribetes de tragedia nacional.

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La ciudad, como un jardín devastado

Los sindicalistas sandinistas reiteraron su oferta negociadora sin renunciar al mantenimiento de la huelga general, que cumple hoy dos semanas. El Gobierno, que había exigido la desconvocatoria del paro como condición previa al diálogo, flexibilizó finalmente su postura ante el clima de alarma y desorden que se ha apoderado de las calles desde el lunes pasado.Los trabajadores accedieron ayer a que la policía retirase las espectaculares barricadas que en días pasado habían hecho imposible el tráfico en Managua, aunque aún quedaban anoche en las principales calles de la capital restos humeantes de los neumáticos quemados y signos de los graves destrozos causados en las calzadas por los sindicalistas, que levantaron los adoquines para construir parapetos.

La policía custodia las instalaciones de la emisora derechista Radio Corporación, desde donde se lanzan las más amenazantes soflamas contra los huelguistas, así como los ministerios y otros edificios que han sido escenario de enfrentamientos en los últimos días. Ayer se observó el tránsito de algunos vehículos militares por calles céntricas de Managua, y grupos de soldados colaboraron en el desbloqueo de las calles, pero hasta ahora el Ejército, dirigido por el comandante sandinista Humberto Ortega, se ha abstenido de participar en la represión del movimiento huelguístico.

En la barriada de Ciudad Jardín, donde se encuentra Radio Corporación, se produjeron en la noche del martes los enfrentamientos más graves de tres días de violencia cuando la policía procedió a desalojar de las instalaciones de la emisora a un grupo de estudiantes sandinistas que la habían ocupado con intención de silenciarla. Durante varias horas se escucharon en aquel lugar disparos y sirenas de vehículos de la policía y ambulancias.

El Frente Nacional de Trabajadores ha advertido que mantendrá la huelga hasta que el Gobierno acepte lo sustancial de su pliego de peticiones, mientras que las autoridades y las emisoras oficiales afirman que las reivindicaciones de los huelguistas son de carácter puramente político y están destinadas a derrocar a la presidenta Chamorro.

Nuevo pacto

Los observadores dudan que pueda alcanzarse un acuerdo estrictamente sindical hasta que la gubernamental Unión Nacional Opositora (UNO) y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) no lleguen previamente a un nuevo pacto para la gobernabilidad de un país que se enfrenta más que nunca a la extensión del hambre y la anarquía.

Los activistas que vigilan las barricadas en la carretera de Costa Rica a Managua, la única vía de acceso al país, se manifiestan conscientes de participar en una lucha política. "Díganle al mundo que esto es un a lucha contra los abusos cometidos por el Gobierno burgués. ¡Ni un paso atrás!", gritaba en la mañana de ayer uno de los jóvenes armados con palos que interrumpía el paso en la vía panamericana.

A lo largo de los 120 kilómetros que separan Managua de la frontera costarricense, la inactividad es absoluta. Algunos tramos de la carretera están interrumpidos por árboles gigantescos y otros obstáculos, que sólo podrán ser retirados con tractores o palas mecánicas. En muchas casas, sus dueños han colocado la bandera rojinegra del Frente Sandinista.

Tras las barricadas están los mismos militantes sandinistas que las ocuparon hace 11 años contra Somoza y otro montón de desesperados por la situación económica heredada del Gobierno anterior y que Violeta Chamorro no ha tenido, obviamente, tiempo suficiente para resolver. Entre los integrantes de esta segunda revolución sandinista estaba un maestro que gana 5.000 pesetas al mes y gasta el 75% de su sueldo en el pago de la luz y el algua.

En los pueblos próximos a Managua participaban también ayer en la construcción de las barricadas personas con el uniforme verde olivo de la policía sandinista y algunos jóvenes que se identificaron como parte de los militares retirados del Ejército dentro del plan de reducción de efectivos puesto en marcha hace un mes.

Managua es estos días lo más parecido al infierno de Dante. A las carencias ya habituales en esta ciudad fantasmal se unen ahora la falta absoluta de agua, luz, gasolina y transporte, la escasez de alimentos, el cierre del aeropuerto, el corte de las comunicaciones telefónicas y telegráficas con el exterior, la falta de asistencia médica, la suspensión de las emisiones en los dos canales de televisión y en varias emisoras de radio.

Una de las incógnitas. para predecir el rumbo de este conflicto es el grado de control que el FSLN posee sobre el movimiento desatado. Si ese control no es total y las negociaciones fracasan, la decisión de poner fin a la revuelta quedará en manos de Humberto Ortega, quien tendrá que elegir entre reprimir a sus compañeros de revolución o desobedecer a su presidenta.

Fuentes oficiales señalaron que el Ejecutivo había estudiado el establecimiento del estado de emergencia en el país, y que lo había descartado porque, señalaron, "eso habría dado al Gobierno una imagen negativa, de represor, que no interesa alimentar". Los sandinistas llegaron a hablar de "golpe de estado en preparación", e hicieron responsable de la intentona al vicepresidente Virgilio Godoy.

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