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ITALIA 90

El otro Camerún

Los italianos, entusiastas del equipo africano

MARUJA TORRES Los italianos se muestran entusiastas de la selección de Camerún y no desaprovechan oportunidad para exteriorizar su solidaridad con un país pobre que está consiguiendo un lugar en el sol gracias a su coraje futbolístico. Hasta un periódico como II Corriere della Sera ha destacado, con este motivo, a aquel país africano a un enviado especial para que cuente en qué condiciones se vive. Sin embargo, hay otro Tercer Mundo en las calles de Italia por el que los ciudadanos parecen sentir sólo indiferencia.

En las comisarías centrales de las principales ciudades italianas, sobre todo en Milán y en Roma, se amontonaron hasta la medianoche de ayer cientos de inmigrantes -conocidos como extracomunitarios-, para tratar de que se les concediera el permiso de residencia que la Ley de Extranjería ha prometido a quienes demuestren haber entrado en Italia antes de¡ 31 de diciembre de 1989. En este país hay unos dos millones de extras que, procedentes de otros puntos en los que hay dictaduras o, simplemente, hambre, tratan de salir adelante en condiciones infamantes que, por desgracia, se parecen demasiado a las que otros como ellos padecen en los restantes países europeos.La llamada Ley Martelli, que en principio fue bien recibida, ha resultado de difícil aplicación. Las televisiones han difundido de mala manera las condiciones que requiere y, por si fuera poco, la nefasta burocracia típica de este país ha retrasado los trámites. Los inmigrantes se encuentran con que hay un funcionario por cada 300 solicitantes. A medianoche de ayer nadie sabía cuántos acabarían por pasar. La Questura, o Comisaría Central, en Roma, en Vía Génova, estaba anoche rodeada de una multitud desalentada. "He venido a las cinco de la mañana", contaba Mario, venezolano, a quien todavía le quedaban unos 50 compañeros de infortunio por delante. Y por detrás, la multitud. Detrás de él, Hassan, iraní, que vino huyendo de] régimen de Jomeini, se queja del racismo de los carabinieri que controlan la calle. "Nos empujan y hasta nos insultan. A un amigo mío polaco que preguntó cuánto tendría que esperar le dijeron que si no le gustaba se fuera".

Enfermero

En Irán Hassan era enfermero y fabricaba helados. "Aquí me paso el día frente a la estación Termini, esperando que alguien venga a ofrecerme un trabajo negro". Su esperanza es que si le dan el permiso de residencia podrá conseguir algo mejor.

Etíopes, marroquíes, sudaneses, senegaleses, iraníes, egipelos, filipinos: visitantes no deseados y, al propio tiempo, gente a la que se necesita para explotar, utilizándoles en los trabajos que estos italianos -que según, un estudio reciente gastan 10.000 pesetas cada vez que visitan la peluquería- ya no quieren aceptar.

A los que hasta ayer hicieron colas para pedir la residencia no les ha importado el Mundial. No tenían tiempo para preocuparse por él. Que gane o pierda Camerún les importa menos que a los italianos.

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