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EE UU y Japón llegan a un acuerdo para eliminar las trabas en sus relaciones comerciales

Japón y Estados Unidos concluyeron con éxito, en Tokio, las negociaciones que durante casi un año han mantenido para eliminar impedimentos estructurales en su comercio bilateral. Las discrepancias sobre la cantidad que los japoneses deben dedicar a obras de infraestructura en su presupuesto público hicieron que la última ronda negociadora, iniciada el pasado lunes y concluida en la noche del miércoles, se prolongara dos días más.Los dos Gobiernos suscribieron el pasado abril un borrador de intenciones con el compromiso de limar las últimas asperezas no más tarde de julio.

El primer ministro japonés, Toshiki Kaifu, fue al final quien tuvo que tomar una decisión política para desbloquear la parálisis en la que se hallaban las dos delegaciones, compuestas por altos funcionarios, debido a la factura de obras públicas. Kaifu llamó el miércoles por la noche al presidente norteamericano, George Bush, para comunicarle que no podía ceder más y que se comprometía a dedicar 430 billones de yenes (2,77 billones de dólares) en obras públicas en los próximos 10 años, es decir, el doble de lo que Japón invirtió en ese capítulo durante los pasados 10 años. Tal cantidad representa aproximadamente el 8% del producto interior bruto (PIB). Kaifu había ofrecido al principio 415 billones. Los norteamericanos exigían un compromiso de la otra parte para que accediera a fijar un 10% del PIB a mejorar la deficiente infraestructura social del país, pero posteriormente cambiaron el porcentaje y propusieron la cifra de 500 billones como un Io toma o lo deja".

Washington sostiene ahora que el incremento en obras de carretera y vivienda mejorará la calidad de vida de los japoneses y contribuirá a abrir más el mercado local, lo cual ayudará a corregir el grave desequilibrio del comercio bilateral, que arroja un déficit norteamericano de 49.000 millones de dólares. Kaifu declaró ayer en una conferencia de prensa que no sentía haber actuado bajo presión de la Casa Blanca ni de ningún otro grupo y agregó que las medidas alcanzadas beneficiarán en general a los propios consumidores japoneses. Los círculos económicos japoneses han reaccionado positivamente al acuerdo, especialmente el sector de la construcción, aunque algunos han expresado el temor de que el mayor aumento del gasto público provoque inflación.

Algunos medios políticos opinan que Kaifu habría ido demasiado lejos en las reivindicaciones norteamericanas y que las exigencias de Washington para que se fijara en la mesa de negociaciones una cifra sobre el gasto público nacional constituyen una injerencia en los asuntos internos.

La concesión de patentes, otro de los puntos de las negociaciones que todavía no había sido resuelto, también ha quedado solucionada. Japón ha accedido al final a la propuesta norteamericana de que los japoneses acorten el plazo de concesión de patentes extranjeras de 34 a 24 meses de aquí a cinco años. Este plazo es inferior al de 30 meses que existe en la Comunidad Europea, pero superior al que hay en Estados Unidos (18 meses). Japón ha prometido, además, crear un comité no gubernamental para promover las importaciones con representantes extranjeros.

Los dos países habían resuelto otros contenciosos en el borrador que firmaron el pasado abril. Estados Unidos ha prometido luchar más para reducir su déficit presupuestario.

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