Un difícil equilibrio
La coalición de partidos burgueses que gobierna Noruega desde hace ocho meses parece estable. El Primer ministro, Jan P. Syse, cuenta con orgullo como cierto parlamentario laborista prometió comerse el sombrero si el Gobierno que subía al poder en octubre duraba más de cuatro meses. Y la legislatura se acaba de cerrar con la aprobación de los presupuestos del Estado para el próximo año en un clima de relativa paz.Sin embargo Syse está sujeto a un difícil equilibrio. El grupo laborista sigue siendo el mayor dentro de la Cámara. La ex primera ministra Gro Harlem Brundtland renunció a formar Gobierno después de las últimas elecciones ante la posibilidad de que los partidos burgueses pudieran ganar una mocion de censura si conseguían el apoyo del Partido del Progreso, el movimiento liderado por el populista Karl Hagen, que ha crecido de forma espectacular, pasando de ser la sexta a la tercera fuerza política del país.
La Constitución noruega prohibe la disolución de las Cámaras entre elecciones, por lo que la actual distribución de escaños regirá hasta 1993.
La división entre la cúpula y las bases del Partido Laborista en torno al ingreso en la CE -que constituye el gran debate oculto de la política noruega- ha inclinado a los laboristas a permanecer a la de fensiva esperando a que el primer ministro conservador se vea obligado a solicitar apoyo cuando las contradicciones que laten en el seno de su Gobierno salgan a la luz.
Gobierno de coalición
El actual Gobierno noruego está compuesto por 19 ministros, ocho de los cuáles son mujeres. El Partido Conservador, Hoyre, que lidera el primer ministro, Jan P. Syse, controla nueve carteras, entre otras las de Defensa, Hacienda e Industria. El Partido Demócrata Cristiano, Kristelig Folkeparti, ocupa cinco, entre ellas Exteriores, Cultura y Asuntos Religiosos, y Educación. El Partido del Centro, Senterpartiet, que tarriblien tiene cinco ministros en el Gobierno, controla Medio Ambiente, Petróleo y Energía, y Agricultura.
Los conservadores son los únicos que incluyen en su programa de Gobierno el ingreso de Noruega en la CEE; los demócratacristianos muestran una actitud ambigua y procuran no definirse; mientras que el Partido del Centro, también llamado agrario, se opone abiertamente. No en vano las subvenciones que impone la CEE están muy por debajo de las que el riquísimo Estado noruego concede a su pobre agricultura.
Aunque Syse asegura que todos los noruegos están a favor del Espacio Económico Europeo a partir de 1993, parece difícil que su Gobierno pueda llegar a un acuerdo sobre los términos de la participación de Noruega en ese espacio.
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