El Centro Nacional de Biotecnología recibe 600 millones para concluir sus instalaciones
El Gobierno ha decidido dar un fuerte empujón financiero al Centro Nacional de Biotecnología, cuyas obras llevan un retraso de más de dos años, para que pueda empezar a funcionar a finales de 1990. El edificio singular que albergará las instalaciones está situado en Cantoblanco (Madrid), junto al campus de la Universidad Autónoma. La obra civil será entregada en septiembre.
La Comisión Permanente de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT) tiene previsto aprobar, en su reunión del próximo 10 de julio, una propuesta para destinar 600 millones de pesetas a infraestructura del Centro Nacional de Biotecnología (CNB).En cuanto se apruebe la propuesta se sacará a concurso el equipamiento, con el objeto de conseguir que el centro, anunciado en su momento como decisivo para la biotecnología en España, pueda empezar a funcionar en pocos meses. El programa de biotecnología del Plan Nacional de Investigación Científica y Técnica también prevé dedicar cierta cantidad de dinero, aún sin cuantificar, para dotar al centro de la llamada infraestructura competitiva.
El CNB tiene una corta pero conflictiva vida. Se creó en 1985, con el anuncio de que entraría en funcionamiento en 1987 y sería un centro de referencia en un campo de importancia creciente. Fue calificado de iniciativa original, ya que, aunque adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está regido por un patronato en el que figuran representantes de cuatro ministerios y de la industra privada. Su función principal es de apoyo a la investigación aplicada en biotecnología e ingeniería genética, como enlace entre la investigación y la industria.
Su director en funciones desde hace un año, Víctor Rubio, achaca a los problemas con la empresa constructora, nacidos de la decisión de ampliar el proyecto original, los sucesivos retrasos. Sin embargo, el recurso a fuentes extraordinarias de financiación para completarlo se debe a las dificultades encontradas en el desarrollo de este experimento de política científica, que depende de cuatro ministerios.
"Director fantasma"
El CNB cuenta además con un director fantasma, el británico Michael Parkhouse, contratado mediante concurso internacional en 1987, que todavía se encuentra pendiente de que el Ministerio de Economía y Hacienda dé luz verde a un contrato especial que le permita trasladarse a España en las condiciones que solicitó.Rubio, contratado como subdirector junto a Parkhouse, es el que dirige en realidad el centro, que tiene ya adjudicadas unas 40 personas (procedentes en su mayor parte de la universidad y del CSIC). Cuando empiece a funcionar el centro estará dividido en tres áreas: plantas, biología celular y microbiología, cada una de las cuales contará con ocho laboratorios. En total, trabajarán en él unas 350 personas.
Tanto Rubio como Luis Oro, secretario general del Plan Nacional, creen que el retraso ha afectado parcialmente al desarrollo de la biotecnología en España, pero que no se ha perdido totalmente el tiempo, ya que se ha estado trabajando en la definición de líneas de investigación y en determinados proyectos que se van a continuar una vez que funcionen las avanzadas instalaciones. Éstas están dotadas de complicados mecanismos de filtración de aire para evitar la contaminación de cultivos en el interior y también la filtración al exterior de organismos genéticamente modificados.
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