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El desagravio de Góngora

Juan Cruz

Mario Vargas Llosa, el escribidor incesante, no llevó ningún diario de campaña durante los dos años y medio en los que vivió "una experiencia enriquecedora y violenta". Su única relación con la literatura se produjo como la necesidad de un alivio: "Tenía que seleccionar con mucha avaricia mis lecturas, y sólo leía, prácticamente, poesía, y poesía muy dificil, que me permitiera concentrarme mucho en mundos perfectos, en los que no hubiera nada ni suelo ni feo. Por eso leía los versos de Góngora, y sobre todo sus sonetos. Un soneto al día, alguna parte del Polifemo. Eso suponía para mí un gran desagravio estético y moral, y era como un gran premio que me daba a mí mismo. Ademas leía otras cosas mucho más intrincadas, como el pensamiento sumamente difilcil de Karl Popper".En esa voluntad de huida de lo que él llama sucio e imperfecto -la campaña política-, el autor de El hablador, que estos días, cansado aún, con el pelo exactamente plateado, parecía acercarse, aunque todavía lejanamente, a su edad real, 54 años, no ha eserlto ni una sola obra literaria. ¿Cómo es posible, en un creador que ha vivido con la literatura, una experiencia de "orgía perpetua"? "A ratos me he sentido a gusto y a ratos me he visto exaltado, sumergido en momentos de gran emoción y de tremenda violencia. Gente que ha trabajado conmigo ha sido asesinada, yo he vivido bajo amenazas constantes y mi familia y yo hemos sufrido una operación de ablandamiento mediante mensajes manchados de sangre que al final se convirtieron en una pura rutina. Perdí la privacidad, el gusto por pasear y caminar como un ser anónimo que pudiera ir al cine. Escribir literatura en esas circunstancias no era lo propio".

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La derrota

"Uno mismo no sabe medir cómo le cambia una experiencia así, pero claro que me ha, cambiado, y por supuesto que va a reflejarse en mi manera de escribir". Es la primera derrota pública que sufre un triunfador como él. "Si estás en la democracia lo tienes que aceptar. Me apena por una parte haber perdido, pero no creo que me afecte personalmente. La historia no está escrita, se hace y se rehace constantemente. Más que mi derrota, me apena la derrota de mi propuesta". Sus amigos -en Perú y en muchas partes- se han mostrado eufóricos -y aliviados- al saber que el autor de La ciudad y los perros ya no será presidente. "Claro, porque me quieren y saben que es menos probable que me maten como escritor que como presidente de la República. Piensan que el sacrificio de una vocación es en todo caso un sacrificio. Y estiman acaso que un escritor puede servir mejor a su país escribiendo que haciendo política".

Como creía su viejo amigo Ernesto Che Guevara, "la experiencia me ha endurecido, pero ni mucho menos me ha llevado a perder la ternura, que he visto en todas partes". Tampoco le ha alejado de la escritura: "Mi vida es mejor gracias a Flaubert, a Thomas Mann, a Tolstoi, y mi pasión y mi ambición siguen siendo las de escribir algún día un gran libro que quede para que alguien lo disfrute como yo disfruto aquéllos".

¿Y cuál será el gran libro que siga a esta experiencia personal? Ahora va a. escribir sobre Los miserables, de Víctor Hugo, y sobre Flora Tristán, la feminista franco-peruana. De resto, espero a mi próxima novela, porque los materiales no se divulgan". El material más importante que ha quedado en su memoria es el de Ias violencias. Cuando llegas a Europa ves que la vida se despolitiza, la democracia se frivoliza, pierde vitalidad, y eso no está mal. Pero en Perú vivimos la violencia de la intolerancia, la violencia del hambre, la violencia de la corrupción, la violencia del narcotráfico, el terrorismo, el fanatismo".

"Se ha quedado en mi mente como una obsesión la figura de los niños de 12 años que ponen bombas y forman parte de comandos de aniquilamiento de Sendero Luminoso; Jóvenes que creen lícito secuestrar, en nombre del paraíso comunista, a personas a las que mantienen durante seis meses vivos dentro de un verdadero ataúd. Seguro que sobre estas formas de violencia voy a escribir. El comando que quiso matarme estaba comandado por un chico de 16 años dispuesto a hacer volar un avión en el que había 30 personas. Es espeluznante. Un comando de niñas y ninos de 12 años mató a Lin compañero nuestro en Ayacucho".

"No ha sido la derrota de un mesías al que su pueblo no haya querido porque yo no me he presentado como un mesías". La política, dice el escritor Mario Vargas Llosa, "se basa en la razón, en el sentido común y en el pragmatismo". La literatura se basa en la memoria, según él. "Estoy seguro de que ahora mi memoria está superpoblada, y que sólo recordará, de esta etapa de mi vida, las mejores cosas".

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