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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Camino peligroso

LA VIOLENCIA en que se halla sumida Rumania pone de relieve que el Gobierno del Frente de Salvación Nacional (FSN) ha emprendido un camino peligroso que no lleva a la consolidación de la democracia, sino a algo distinto. El FSN obtuvo una amplia victoria en las elecciones del mes pasado, pero ello no supone un cheque en blanco en la aplicación de métodos parecidos a los del régimen de Ceausescu, que mantuvo a Rumania sometida a una represión permanente.El origen de los actuales disturbios está en la decisión del Gobierno de liquidar la concentración que desde el 22 de abril -antes de las elecciones- mantenían en el centro de Bucarest un grupo de estudiantes pidiendo la dimisión de Iliescu y Roman, acusados de haber sido comunistas. La respuesta a la violencia policial fue el asalto de algunos grupos opositores a la televisión y a otros edificios. Pero la explicación oficial de que se trata de un "intento de golpe de Estado" por parte de "fascistas", "drogados" y "gamberros", y el demagógico y aventurero llamamiento a los mineros en ayuda del Gobierno, recuerdan la burda justificación de los regímenes autoritarios para explicar su propia incapacidad. El panorama de Bucarest con patrullas militares y grupos de mineros armados con barras de hierro -¿una nueva versión de los panameños batallones de la dignidad?-, persiguiendo por las calles a estudiantes y opositores -después de haber asaltado y saqueado los locales de dos partidos de la oposición-, debe ser reprobado por todos los que sienten y asumen la democracia.

Por criticable que sea la conducta de los sectores de la oposición que han utilizado procedimientos violentos, no se puede olvidar que la responsabilidad principal de lo ocurrido recae sobre el Gobierno. Precisamente por su triunfo electoral, el FSN tiene la obligación de hacer una política de apertura hacia todos los sectores -y en especial hacia los que ponen en duda su legitimidad- para impulsar una evolución hacia un pluralismo real. No puede sorprender que en el paso de regímenes represivos a la democracia se produzcan momentos de violencia, pero la experiencia demuestra que ésta es menor en la medida en que el pluralismo es más efectivo. Por el contrario, en Rumania, la actitud del FSN, alejada de los métodos democráticos, engendra de modo sistemático serios peligros para la convivencia civilizada. Ello ocurre cuando se confunde democracia con populismo.

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