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Alcohol, carretera y manta

Las discotecas de carretera proliferan en Madrid desde hace una década

No es lo mismo tomarse una cerveza a la vuelta de la esquina que recorrer 15 kilómetros de carretera nacional para bailar en una de las 13 discotecas situadas en las salidas de Madrid. Lejos de la saturación costera, nuestra comunidad no sufre un riesgo excesivo en los desplazamientos hacia estos locales, aunque la Dirección General de Tráfico aumenta los controles durante el fin de semana.

Los calores que vienen serán responsables de que los más intrépidos bailones prefieran tomar la penúltima al aire libre, lejos de la polución y excitados ante el chiste de acabar en el fondo de una piscina con todo el equipo. Las discotecas de carretera proliferan sin excesos en Madrid desde hace una década. Suelen ser lugares espaciosos, ajardinados, con varias terrazas y otros servicios playeros, impensables en el centro de la urbe.La mayoría de los locales escapa por situación a la competencia de la Policía Municipal, dotada de un escaso kilometraje de influencia fuera de la Villa que apenas alcanza a cinco kilómetros hacia Burgos, Barcelona y carretera de Toledo, cuatro en la de Valencia, 7,9 mirando a Andalucía, 6,4 en la nacional hacia Extremadura y seis en la carretera de La Coruña. Precisamente la ruta del Norte podría ser polémica. La Dirección General de Tráfico contabilizó allí tres accidentes mortales en lo que va de año. Todos entre la una de la madrugada y las seis de la mañana, con cuatro muertos, dos de ellos al volante, de 26 y 23 años. Justo en el kilómetro 17.

Tampoco existen estadísticas en cuanto al alcohol. La nueva Ley de Seguridad Vial obliga a realizar la prueba correspondiente a todos los siniestrados, pero, cuando hay heridos graves, su traslado a un hospital es prioritario a cualquier otra norma. Con todo, la Guardia Civil tiene trabajo extra en los controles de fin de semana situados cerca de las discotecas.

La Coruña, punto negro

Solucionada la peligrosa curva de Puerta de Hierro y legislada la obligatoriedad de aparcamiento privado, los responsables de alguna disco de moda están cansados de ciertos sambenitos. Marcos Calvo es asesor de Oh Madrid y asegura que en siete años han sido miles los llaveros de automóvil retenidos por los porteros, temerosos de perder la clientela de manera radical. "En cierta ocasión", cuenta Marcos, "la Guardia Civil nos acusó de apropiación indebida por no querer dar las llaves a unos chavales completamente ebrios que murieron esa misma noche volviendo a Madrid. Pero esta ruta no es comparable con las pequeñas carreteras de costa donde los locales se alinean por docenas. Precisamente los domingos no abrimos debido a los atascos. Estamos a favor del control, desde la vigilancia policial hasta la obligatoriedad de servir el alcohol medido que llegará en 1992. En favor de las mujeres, admiro lo mucho que se controlan para conducir".La última en llegar al clan ha sido -la sala Universal Sur. Uno de sus -coordinadores, Pepo Perandones, no admite el concepto de discoteca de carretera, . porque estamos dentro de un enorme complejo llamado Parquesur, de Leganés, con 4.000 plazas de aparcamiento".

Otra vez camino de Galicia, los lacónicos responsables del casino Gran Madrid quitan importancia a su discoteca, "que solo abre viernes, sábados y vísperas de fiesta", explican. "Sin actuación no reúne un centenar de clientes entre las doce de la noche y las seis de la mañana".

"En ningún local madrileño se realizan concursos de bebidas. Me consta. Si ocurre, tomaremos medidas muy duras".

Así de seguro se manifiesta Juan Antonio Fernández Pareiro, gerente de la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y Variedades de la Comunidad de Madrid.

500.000 jóvenes

"Es un desplazamiento lógico en el ocio de una ciudad con 500.000 jóvenes de 16 a 30 años. Exigimos control, pero no somos responsables de lo que los clientes hacen fuera del local. Puede que a las salas de carretera se llegue ya con alguna copa, pero mire las cifras: se bebe cerveza en un 60% y sólo un 5% de la clientela repite consumición. El problema no debe magnificarse, pero cada cual ha de asumir su responsabilidad cuando tiene que conducir y corre el riesgo de hacerlo con una copa de más".

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