Sánchez Puerto: "Torear bien en España es llorar"
El diestro manchego tiene hoy su única oportunidad en la feria
, El matador de toros manchego Antonio Sánchez Puerto, que goza de buen cartel en Madrid, donde ha triunfado varias veces, sólo dispone de una oportunidad en la feria, la de esta tarde, lo que considera muy injusto: "Debe de ser porque hoy se valora más la vulgar regularidad que la calidad, hasta el punto de que torear o intentar torear bien hoy en España es llorar y morirse de hambre y de falta de contratos". Hace el paseillo junto a Manili y Tomás Campuzano, que con esta su segunda tarde se despiden del abono. Los toros pertenecen a la ganadería de Alonso Moreno.
Afirma Sánchez Puerto que está harto de pronunciarse claramente contra las injustas estructuras que dominan la fiesta: "No sirve de nada decirlo, porque la mayoría del público prefiere la rutina de los pegapasistas que, sin un gramo de arte, cortan orejas todas las tardes, a los que toreamos con clase y gusto". El de Cabezarrubias del Puerto (Ciudad Real), donde nació hace 38 años, añade que parte de la culpa la tiene, consciente o inconscientemente, un sector de la prensa, volcado con los intereses taurinos en lugar de con los verdaderos aficionados.Su filosofía le lleva a un corolario: "En definitiva, como los aficionados de verdad, entre los que me consta cuento como uno de los diestros más de su agrado, son minoría, los empresarios programan a esos pegapasistas que exige la mayoría, que es la que les llena las plazas". El manchego se proclama autor de algunos de los mejores naturales de la feria de 1989, así como de la mejor estocada -que acaparó muchos premios-, todo ello ante toros de Victorino Martín.
"Pero como, además, a los diestros como yo nos tiene abandonada la suerte", explica, "pinché al toro al que le hice una gran faena y maté a la primera al otro, aunque en ambos di vuelta al ruedo". Agrega que la calidad de su toreo, que tantos buenos aficionados han alabado, merecía de la empresa un par de tardes en una feria en la que repiten actuación varios compañeros sin cartel ni éxitos en Las Ventas.
Confia en los toros de Alonso Moreno, que a pesar de estar catalogados como difíciles, ya le han proporcionado triunfos en otras plazas: "Así calaré de nuevo en los aficionados de verdad, que en Las Ventas es la único coso de España donde son mayoría". Concluye con la esperanza de que si reedita otro de los éxitos que ya alcanzó aquí, le sirva para llorar un poco menos: "Porque soy un romántico idealista y nunca prostituiré mi forma de torear".
Tomás Campuzano también se queja del encasillamiento con que le han colocado en la feria, al matar toros de dos divisas duras, la de Murteira, con la que vió su labor silenciada el día 13, y la de esta tarde, aunque se siente algo culpable: "Como llevo varios años sin cortar orejas, me resignaré".
El andaluz cree que sí se produce ese triunfo esta tarde, empresarios, crítica y afición lo valorarán en mayor medida que si lo hubiera conseguido frente a toros fáciles. "No me serviría para firmar muchos más contratos, pero sí para una importante subida de honorarios". Se conforma con que los toros salgan como en el festejo ferial de 1989, suspendido a la mitad por la lluvia.
Las dos oportunidades de Manili han sido programadas una detrás de otra, lo que entiende como una ventaja y una desventaja. Afirma que es una ventaja porque, al menos en teoría, le permite demostrar sus dos tipos de toreo, el de calidad y el de pelea. La desventaja se debe a que si se tuercen las cosas el primer día, el segundo no le ha dado tiempo a la afición para olvidar, aunque matiza: "Claro, que es imposible que yo esté mal, porque siempre me entrego y mi peor balance en Madrid ha sido el de silencio".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.