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El mundo reduce ligeramente sus gastos militares

Los gastos militares en el mundo disminuyeron en aproximadamente un 2% en 1989 en comparación con el año anterior, pero fueron igualmente del orden de los 950.000 millones de dólares (100 billones de pesetas). Mientras Estados Unidos, la Unión Soviética, así como los países de Europa del Este y del Tercer Mundo, han reducido sus compras de armas y sus gastos de defensa, en los países europeos pertenecientes a la Alianza Atlántica y en Japón ambos apartados han permanecido estables y en algunos casos aumentado levemente.

La catastrófica situación de los países del Tercer Mundo, agobiados por el peso de su deuda externa, ha tenido como consecuencia una caída significativa de sus compras de armas, pese a lo cual sus gastos siguen siendo desproporcionados.Estos son algunos de los datos contenidos en el libro del año del Instituto de Investigación d la Paz Internacional (SIPRI) con sede en Estocolmo, que con el título Armamentos y desarme en el mundo fue presentado ayer en la capital sueca por el director del organismo, Walther Stützle y un grupo de investigadores.

España

España, que ha venido aumentando incesantemente sus gasto militares desde 1980, invirtió, en 1989, 912.173 millones de pesetas, casi 77.000 millones más que el año anterior. En lo que respecta a la exportación de armas, España ocupa el 132 lugar en un lista que encabeza la Unión Soviética por amplio margen, seguida de Estados Unidos y Francia. Las exportaciones de armas pesadas de España a países del Tercer Mundo totalizaron 143 millones de dólares (a precios de 1985), 63 millones de dólares menos que el año anterior. Las ventas de este mismo país al mundo industrializado fueron de 262 millones de dólares.En la introducción del libro se señala que la evolución positiva experimentada en las relaciones internacionales no significa, empero, que la paz y la estabilidad hayan sido alcanzadas. Esto dependerá en gran medida, se afirma, de la forma en que los países ricos contribuyan a la reconstrucción de las economías de los países del Este europeo, por un lado, y, por otro, a la recuperación de las economías en bancarrota de los países del Tercer Mundo. Éstos han continuado subsidiando, dice el libro de SIPRI, el bienestar de los ricos a través del pago de intereses de la deuda, que ha representado 50.000 millones de dólares más de lo que han recibido. Una reducción anual del 10% de los gastos militares de la CE, EE UU y Japón permitiría duplicar la ayuda de Occidente.

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