Pérdida de prestigio

Bochornoso es un adjetivo muy, pero que muy suave, para calificar el caso de la venta ilegal de uniformes y equipos del Ejército del que últimamente hemos oído hablar en los medios de comunicación. Bastante inútil se siente uno ya cuando durante un año lo separan de los estudios o del trabajo que con muchas dificultades, estoy seguro, habrá podido conseguir, encomendándosele la labor de engrasar la desfasada maquinaria tanto técnica como humana de un ejército en el que la mayor aspiración de algunos mandos es engrosar su bolsillo. Si esto es grave, más lo es la huniffiación de los soldados que se sienten de esta manera además utilizados.Una institución que debería funcionar teniendo como base el respeto y la obediencia, simplemente funciona, pero a costa de una mano de obra tan barata para algunos que incluso se llegan a creer seres superiores, y tan cara para la mayoría de los españoles como lo demuestran los presupuestos que el Gobierno destina todos los años a ésta.

Confío sinceramente en que a los señores aludidos se les vaya poco a poco nublando el horizon te al que hasta ahora se aferran con tesón. ¡Pero que no se me queden en las nubes!-

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