La muerte de un periodista británico, vinculada a la venta de armas a Irak

El periodista británico Jonathan Moyle, de 28 años, director de la revista especializada Defense Helicopter World, que apareció muerto en un hotel de Santiago de Chile el pasado 30 de marzo, podría haber sido asesinado por agentes iraquíes para que no revelara el plan de la fábrica chilena Industrias Cardoen, SA, de vender a Irak el más moderno sistema de guía de misiles para helicópteros, fabricado por las empresas Saab, de Suecia; Emerson, de EE UU, y Pilkington, del Reino Unido.El cadáver de Moyle fue descubierto por la camarera del hotel Carrera Silvia Cabrera, ahorcado en el armario de la habitación 1406 con una camiseta. La policía chilena dictaminó que se trataba de un suicidio.

Sin embargo, la semana pasada el juez Alejandro Solís ordenó una nueva investigación sobre la muerte del periodista, al no tener constancia plena de que se tratara de un suicidio. La camiseta con la que, se encontró ahorcado a Moyle no respondía a sus medidas, y además la autopsia reveló que en el estómago del reportero había restos de tranquilizantes, algo que nunca había consumido Moyle con anterioridad, y se encontró en una mesa de la habitación una carta inacabada con fecha 1 de abril, lo que demostraría la intención del periodista de trabajar el día siguiente de su suicidio.

Si Moyle no se suicidó, alguien le asesinó. Por el trabajo del periodista, la teoría extendida en Chile es que agentes iraquíes fueron los asesinos.

El periodista llegó a Santiago una semana antes de su muerte para asistir a una feria aeroespacial organizada por el Ejército chileno. El padre de Moyle dijo que su hijo "era un aventurero, amante del peligro y que iba hasta el fondo si creía haber encontrado alguna noticia. Pero el suicidio jamás estuvo en su mente".

Moyle tenía previsto salir hacia Bolivia el día de su muerte para participar en una operación aérea de las fuerzas bolivianas contra las plantaciones de cocaína, y el próximo mes de junio esperaba contraer matrimonio con una pediatra alemana a la que conoció hace ocho años.

The Independent / EL PAIS.