Serra nombra una cúpula militar de su confianza para conducir la crisis de las Fuerzas Armadas

El Consejo de Ministros nombró ayer, a propuesta del ministro de Defensa, Narcís Serra, la nueva Junta de Jefes de Estado Mayor (Jujem) destinada a dirigir las Fuerzas Armadas durante un periodo, que se extenderá en principio hasta 1993, caracterizado por la incertidumbre y la crisis de identidad de los ejércitos. El almirante Gonzalo Rodríguez Martín Granizo, primer jefe de la Flota, será el nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad).

La jefatura del Estado Mayor del Ejército de Tierra (Jeme) será ocupada por Ramón Porgueres Hernández, hasta ahora capitán general de la Región Militar Sur, con sede en Sevilla. Como jefe del Estado Mayor del Aire (Jema) ha sido nombrado el jefe del gabinete de Narcís Serra, Ramón Fernández Sequeiros (Jema). Finalmente, el nuevo jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema) será el almirante Carlos Vila Miranda, que ahora ocupaba la segunda jefatura de dicho Estado Mayor.La principal característica de los nuevos miembros de la Jujem, que eran todavía coroneles cuando Serra llegó al departamento en 1982 y seguirán probablemente en sus puestos cuando aquél lo abandone, es la de inspirar una confianza absoluta al ministro. Serra ha diseñado una cúpula militar cuya lealtad esté plenamente garantizada y para lograrlo ha resistido las presiones de sectores que intentaron imponerle candidatos carismáticos, como el general José Ramón Pardo de Santayana. Tampoco ha vacilado en acabar con la costumbre según la cual los tres ejércitos debían turnarse al frente de la Jujem, que se ha cumplido sin excepciones desde que Suárez nombró en 1978 al teniente general Ignacio Alfaro.

Relación con la OTAN

La lealtad a Serra es particularmente clara en el nuevo jefe del Ejército del Aire, Fernández Sequeiros, quien en los últimos cuatro años ha sido el militar más próximo al ministro y ahora deberá afrontar el grave problema provocado por la fuga de pilotos militares a la aviación comercial. También el nuevo jefe del Ejército Tierra, Ramón Porgueres, ha demostrado capacidad para afrontar problemas tan graves como los derivados del desarrollo de la ley del Personal Militar y el cambio de expectativas profesionales de los militares.Defensa no ha escatimado elogios a los "reflejos" de Porgueres para anular de inmediato la orden del gobernador militar de Córdoba, el general José Cassinello, quien autorizó a disparar contra los piquetes durante la huelga general del 14-D. Si bien Porgueres no sancionó a Cassinello, sí informó al ministerio, por lo que esta última decisión fue, cuando menos, compartida.La personalidad del nuevo jefe de la Armada, Carlos Vila, quien trabajó en la dirección de enseñanza de Defensa y ha sido ascendido a almirante para la ocasión, se ve en parte eclipsada por el hecho de que también sea un marino el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante Gonzalo Martín Granizo. La principal misión del hasta ahora jefe de la Flota será la de encardinar a las Fuerzas Armadas españolas en OTAN. No en vano le corresponderá representar a España en el Comité Militar de la Alianza.La culminación de los acuerdos de coordinación con los mandos aliados (los dos primeros, el de Defensa Aérea y el de Operaciones en el Atlántico Oriental, se firmarán el lunes en Bruselas, durante la reunión del Comité de Planes de Defensa) obligará a Martín Granizo a centrarse en este aspecto; como también deberá pisar el acelerador para ultimar el Plan Estratégico Conjunto (PEC), que ha superado los plazos previstos.La dedicación internacional del Jemad no le permitirá, sin embargo, desentenderse de cuestiones al menos tan complejas como aquellas: la reducción del servicio militar, el divorcio entre la sociedad y las Fuerzas Armadas o la crisis de identidad de los ejércitos, cuyo síntoma más palpable es la creación de una comisión parlamentaria para debatir su propia razón de ser.