Los aliados piden a Estados Unidos que retire unilateralmente su artillería nuclear de Europa
El grueso de los aliados europeos de Estados Unidos se pronunció ayer por una retirada unilateral de la artillería nuclear de la OTAN como gesto de buena voluntad hacia un líder soviético, Mijaíl Gorbachov, enfrentado con acuciantes problemas internos. Aunque ni Estados Unidos ni el Reino Unido compartieron esta opinión, parece harto probable que acabarán aceptándola, y en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica que tendrá lugar el mes de julio en Londres se anunciará una iniciativa en este sentido.
La postura mayoritaria, expresada por los representantes de Países Bajos, Bélgica y Alemania Occidental, va más allá de la del presidente de EE UU George Bush, quien la semana pasada anunció que renunciaba a modernizar todas las armas nucleares de la OTAN con base en tierra -es decir, los 88 lanzadores Lance y los 3.600 proyectiles de artillería-, pero no llegó a anunciar su desmantelamiento.Los ministros de Defensa integrados en el Grupo de Planes Nucleares (GPN) de la OTAN -del que no forman parte Francia ni Islandia- hicieron también, al término de dos días de reunión en una aún nevada estación de esquí de las Montañas Rocosas de Canadá, un llamamiento a Mijaíl Gorbachov instándole a que también decida una reducción unilateral de su artillería nuclear para facilitar de este modo una negociación sobre las armas nucleares de corto alcance con base en tierra.
"Hay un sentimiento generalizado de que hay que prescindir de la artillería nuclear", afirmó el titular holandés de Defensa, Relus ter Beek, al hacer un resumen de varias intervenciones en las que se consideró que el escaso alcance (de 17 a 35 kilómetros) de estas armas de la Alianza Atlántica las convierte en un peligro para las incipientes democracias que emergen en Checoslovaquia y Polonia.
Su retirada no parece, sin embargo, negociable con la Unión Soviética, porque sería técnicamente muy difícil de verificar.
De ahí que el ministro alemán, Gerhard Stoltenberg, considerase ayer "imaginable que haya medidas unilaterales" (sobre la artillería nuclear) por parte de la OTAN que supongan un alivio de la presión sobre Gorbachov; con tanta mayor razón por cuanto, recalcó, "la situación en la Unión Soviética se ha deteriorado de forma dramática en comparación con el año pasado".
España lo respalda
Con diveros matices, países como Italia, Dinamarca, Bélgica y España respaldan estas tesis. "Hay que dar un respiro a Miajíl Gorbachov", afirmó, por ejemplo, el ministro españo de Defensa, Narcís Serra."Tenemos que ser flexibles cara a la URSS", añadió, "y nuestra flexibilidad no debe ser interpretada como la actitud del débil, sino todo lo contrario".
Sus homólogos de Estados Unidos y del Reino Unido, Dick Cheney y Tom King, no rechazaron estas ideas, pero hicieron, sobre todo, hincapié en la necesidad de negociar con la URSS la reducción de los misiles nucleares de corto alcance, de los que la Alianza Atlántica sólo posee un modelo, el Lance, que quedará obsoleto en 1995. La superioridad soviética en esta materia es de uno a catorce.
En su comunicado final, los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica encargan indirectamente a los responsables militares de la OTAN que inicien la revisión de la doctrina estratégica de la Alianza. Esta revisión implica, en opinión del secretario de Defensa estadounidense, Dick Cheney, implica la introducción de un misil nuclear de 400 kilómetros de alcance (TASM) disparado a tierra desde aviones que sustituiría a las armas nucleares de corto alcance.
Divergencias
El desarrollo y despliegue de este nuevo misil norteamericano no fue discutido por los ministros, pero alguno de ellos, como el belga Guy Coeme, aprovechó la ocasión para manifestar su total oposición a esta eventual iniciativa, mientras que su colega alemán federal parece proclive a ganar tiempo para diferir una decisión.El ministro federal alemán Stoltenberg debe de estar, en el fondo convencido de que la evolución de los acontecimientos en los países del Este de Europa acabará por impedir la fabricación del misil TASM, como evitó la semana pasada que Estados Unidos se empeñase en modernizar el vetusto Lance.
"Sólo el uso de la fuerza por la Unión Soviética contra sus minorías o un largo parón de las conversaciones de Viena sobre desarme convencional", comentó un miembro de la delegación española, "podría bloquear la marcha ineluctable hacia la desaparición en Europa de las armas nucleares con base en tierra", la célebre opción triple cero que los miembros de la Alianza Atlántica rechazaron durante años.
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