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El Ejército de Colombia encuentra 12 toneladas de cocaína en la selva amazónica

El Ejército colombiano encontró el pasado viernes, en agujeros escondidos en medio de la selva, más de 12 toneladas de cocaína pura. La acción, que forma parte de la operación Otoño, fue llevada a cabo por miembros de la XIV Brigada del Ejército, con sede en Villavicencio. Esta ciudad es la puerta de entrada a la vasta zona de selva y llano que cubre el este de Colombia. Las autoridades aseguran que con esta acción se logró desmontar una red de distribución de drogas de la cual formarían parte Colombia, Perú y Bolivia. Se rompió -dicen- el triángulo del narcotráflico.

Éste es el más importante alijo de cocaína pura realizado hasta el momento. Hace cinco años en tranquilandia, un sofisticado laboratorio en la selva del Llarí se decomisaron 14 toneladas, pero en esa ocasión la cocaína pura estaba mezclada con pasta de coca. Desde hace ya tiempo se habla de la posible existencia de almacenes de cocaína y escondites en la selva, utilizados para acumular el alcaloide traído de Perú, Bolivia y distintos laboratorios colombianos. El hallazgo del viernes parece confirmar estas sospechas. Entre los detenidos figuran dos colombianos y un piloto boliviano. La droga incautada tendría en el mercado de Estados Unidos un valor de 1.000 millones de dólares (110.000 millones de pesetas).La operación se realizó en La Tunia y Candilejas, en las provincias del Meta del Caquetá, respectivamente. La acción militar duró 48 horas. Lo más sorprendente, aseguran quienes fueron al lugar, es la moderna construcción de las pistas de aterrizaje. Una de ellas, de 2.200 metros de largo, está hecha con gravilla y acondicionada para operaciones nocturnas. También cuenta con un sistema de comunicaciones semejante a los que tienen los aeropuertos oficiales de las zonas selváticas y apartadas del país. En total se detectaron en el lugar más de 30 pistas clandestinas. Ocho de ellas fueron bombardeadas el sábado.

Además de la cocaína fueron incautados aviones -dos de ellos con matrícula boliviana-, armas, equipos de comunicación y gasolina.

En el área, tienen su centro de acción cuatro frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), el grupo guerrillero más grande de Colombia. Extraoficialmente se dice que uno de los peruanos detenidos es un ciudadano que estuvo secuestrado por este grupo insurgente durante cuatro meses y que fue liberado casualmente en esos días.

Testigos presenciales indican también que los campamentos donde vivía el personal encargado de vigilar el centro de almacenamiento eran sencillos. Casas rústicas, como todas las de la zona, y que no había mayores comodidades. Las casas estaban situadas al lado de las pistas de aterrizaje más grandes. Para ir de allí hasta el sitio donde se guardaba la cocaína era necesario recorrer un largo trecho por el río.

El alcaloide, de acuerdo con las primeras investigaciones, era procesado en las provincias del Bichada, el Guadiares, y supuestamente en Perú y Bolivia. Luego era transportado hasta estos centros por vía aérea, para después ser llevado a EE UU o Europa. La importancia de la operación se aprecia al revisar las cifras oficiales de la mercancía incautada. En los cuatro primeros meses de 1990, se han decomisado, en varias acciones militares 7.000 kilos de cocaína y en esta última 12.000.

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[Un cargamento de ametralladoras Uzi, otras armas y municiones de fabricación israelí, destinado al Gobierno de Antigua y Barbuda, fue a parar a manos de los narcotraficantes colombianos. Las autoridades de ese Estado caribeño aseguran que nunca ordenaron, ni compraron ni recibieron tal cargamento, informa The New York Times].

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