Una estocada a volapié
Matar a volapié neto es perfilarse en corto, bajar la mano izquierda, volcarse sobre el morrillo, hundir en las agujas el acero, según sabe de corrido todo el taurinismo español y parte del extranjero. Pero esto que se dice así, en un plís-plás, resulta que no es tan fácil. Para ver un volapié como más arriba se apuntó, a veces hace falta una temporada enterita, y puede ocurrir que llegue cuando esa temporada ya dobla junto a las tablas por la feria de Pilar o la de Jaén, que son las últimas. No será así hogaño, sin embargo, pues el volapié como se apuntó más arriba, pudo verse ayer -que aún no es ni media temporada- en el ruedo de Las Ventas. Lo ejecutó Carlos Aragón Cancela.Ejecutó el volapié Carlos Aragón Cancela y le costó arriba de los veinte mil duros, porque el toro le dejó hecho unos zorros el vestido de torear. Y lo peor es que no obtuvo nada a cambio. Antes un volapié valía una oreja y ahora, al parecer, no vale nada. La suerte de matar está en un momento de crisis supina ya que bajonazos infamantes no privan de trofeos mientras volapiés ejecutados a ley no los valen.
Vázquez / Cancela, Lara, Galindo
Toros de José Vázquez, con trapío, bravos en general, desiguales de juego; 3º bravo y noble. Carlos Aragón Cancela: estocada trasera y tres descabellos (silencio); estocada saliendo volteado (ovación y también pitos cuando saluda). Pedro Lara, que confirmó la alternativa: estocada corta (ovación y salida al tercio); estocada y descabello (oreja con protestas). Raúl Galindo: estocada tendida caída; las presidencia le perdonó un aviso (pitos con algunas palmas y saluda); pinchazo, otro perdiendo la muleta, nuevo pinchazo y cinco descabellos (silencio).Plaza de Las Ventas, 6 de mayo. Más de media entrada.
Carlos Aragón Cancela tuvo un primer toro que se le paraba en el centro de la suerte, al que muleteó con serenidad, y otro de mejor recorrido al que instrumentó derechazos de buen corte, hasta que el toro fue perdiendo la embestida y acabó muy tardo. El lucimiento de la faena fue, obviamente, de más a menos, y para que no se perdiera finalmente en las opacidades y las grisuras," Carlos Aragón Cancela ejecutó a ley el volapié. Es decir, que se perfiló en corto, adelantó la muletilla bajo el hocico del toro... En las agujas quedó hundio el estoque y mientras el torero se incorporaba medio desnudo, el toro rodaba sin puntilla.La corrida transcurrió interesante, no sólo por la estocada. Había toreros con ganas en la plaza -no todos- toros bravos -tampoco todos-. La excepción de los toreros con ganas vino a coincidir con el toro más ravo de la corrida. Saltó a la rena ese toro en tercer lugar y recargó bravamente en varas. No se trataba de un toro "de vuelta al ruedo", ni de un toro "de vacas" (según suelen decir, con bastante gracia, los ganaderos), porque calamocheó un poquitín en el encuentro con el caballo. Pero, por cuanto hizo durante toda la lidia, constituyó un toro de bandera. Se arrancaba de largo y con alegría a los banderilleros, embestía pastueño a la muleta, rindió la vida prácticamente de pie, en lo medios, después de que el matador-excepción lo mechara de un espadazo caído.
Raúl Galindo no le cogió el ritmo a ese gran toro, quizá porque tampoco le tenía cogido el gusto al toreo. Dió unos derechazos correctos, es verdad, mas luego pegó una especie de naturales abolutamente incorrectos, en los que iban incluídos enganchones, tropezones y un desarme. Volvió a los derechazos y en la falta de inspiración para interpretarlos con arte, se le fue una de las mejores oportunidades que haya tenido para alcanzar un triunfo sonado en la primera plaza del mundo. Después, en último lugar, le saldría otro toro noble, y tampoco lo aprovechó. Raúl Galindo estaba ayer en estado de excepción y a lo mejor también estaba ausente de la plaza. Lo cual no quiere decir nada porque cualquier torero puede tener una mala tarde. A Cervantes tampoco le daba todos los días por escribir El Quijote.
Dispuesto a todo
También es cierto que la inspiración hay que buscarla. Por ejemplo, Pedro Lara estaba dispuesto a escribir los Episodios Nacionales. Pedro Lara salió dispuesto a todo, intervino en quites, estuvo valentísimo con el toro de la confirmación de alternativa, que se paraba o se arrancaba de súbito y de un gañafón perverso le rajó una pernera. Pedro Lara tenía tanta prisa por triunfar, que le hizo al quinto toro una faena demasiado acelerada para lo que aconsejaba su nobleza. Le dieron una oreja, luego muy discutida, pues ni la faena tuvo reposo, ni cobró la estocada de la tarde. Ahora bien, si se le concedió en mérito al pundonor y la entrega, aquí no se ha dicho nada.
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