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Crítica:LAS VENTAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una cuadrilla surrealista

Joselito Vega, que debutaba en Las Ventas, no pudo venir peor acompañado en el ruedo para tan anhelada fecha. Su cuadrilla, a excepción del picador Mejorcito— que demostró la justicia de su apodo—, parecía estar contratada por algún enemigo de Vega en lugar de por el diestro. Los subalternos montaron un horroroso bochinche en la antilidia de sus dos bicornes. Lo suyo fue surrealismo puro y duro.

No olvidará el novillero este primero de mayo, tradicional festividad del trabajo. Tal vez para celebrarlo a su manera, cuatro de sus contratados para ayudarle sobre la arena decidieron boicotear a su empresario. Sobre todo en el tercer animal, cuya condición manejable metamorfosearon a mansa, en una especie de huelga japonesa mal entendida.

Alonso / Posada, Blázquez, Vega

August Kid Creole Darnell (voz solista), Adriana Kaegi (voz), Taryn Hagey (voz), Janique Svedberg (voz), Peter Schott (teclados), Eddie Fock (percusión), Cory Daxe (voz), Eugene Grey (guitarra), Danny Blume (guitarra), Carol Colman (bajo), Kenny Fradley (trompeta), Lee Robertson (trombón), Dave Span (batería) y Charlie Lagond (saxo). Sala Jácara. Madrid, 30 de abril

Novillos de Alonso Moreno, desiguales de presentación y juego

Antonio Posada: división; silencio. Víctor Manuel Blázquez: palmas; silencio. Joselito Vega: ovación; aviso y silencio. Plaza de Las Ventas, 1 de mayo. Tercer festejo de la feria de la Comunidad. Tres cuartos de entrada.

Trabajaron mucho, pero con sobra de canguelo. Su especial surrealismo era a base de largar cientos de mantazos y trapacinas, pasar en falso con los rehiletes y otras torpezas. Eso los de a pie, Cantillo, del Olmo y Candelas— otras tardes tan acertados—, que el de aúpa, Botello, picó al animal dejándole la piel perfecta para sandalias. Hasta a la hora de apuntillar falló reiteradas veces Candelas.

Novillo malandrín

El novillo se convirtió en un malandrín y Vega, valentísimo y sereno, se lo quitó de enmedio aguantando impertérrito los derrotes. La cuadrilla debió negociar después en el callejón un aceptable convenio, pues en el sexto bajó el tono de su ineptitud y subió el de la eficacia. Además de Mejorcito, se salvó del Olmo con dos excelentes pares a un novillo que ya salió manso y al que volvió a porfiar Vega. Cualquiera puede tener una mala tarde, pero es de guasa que esta cuadrilla eligiera el debú de su jefe.

También marrajo resultó el quinto, al que Blázquez, que intervino en quites artísticos con buenos arreboles y banderilleó fácil, macheteó con angostura. Sin embargo desaprovechó al encastado segundo en una labor esforzada, pero sin rumbo ni calidad. A Posada, entregadísimo y con mucha garra, le ocurrió lo mismo, aunque en menor medida. En el cuarto inició una serie de bellas trincherillas que provocaron un revuelo de admiración. Mas después respondió al corto recorrido del animal con falta de ligazón y sólo hubo apuntes.

Al primero, de las mismas características, le dio algunos redondos y naturales sueltos de empaque. Pero también sufrió enganchones y un desarme. Destacó, una vez más, un excepcional quite del subalterno Joselito Calderón a su compañero Hidalgo cuando se cernía sobre él la sombra de la cornada. En este aspecto, Calderón nunca es surrealista, por fortuna.

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