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Glorias y penas de Giorgio Strehler

El director gana el Premio Europa de teatro en un momento de crisis del Piccolo y de difíciles relaciones con el Théátre de I'Europe de Lluís Pasqual

El director Giorgio Strehler ha sido galardonado con el Premio Europa, el más importante que se concede en el continente a una personalidad o institución teatral. Instituido hace tres años por el Comité Taormina Arte, el Premio Europa cuenta con el patronazgo de la CE y está dotado con 60.000 ecus (casi ocho millones de pesetas). Al mismo tiempo, Strehler se enfrenta a dificultades en su teatro, el Piccolo de Milán, y a discrepancias con su ex pupilo Pasqual, director del Théâtre de l'Europe.

Un premio especial, dotado con 17.000 ecus (unos 2,2 millones de pesetas) y destinado a las nuevas realidades del teatro europeo", ha sido otorgado al director soviético Anatoli Vassiliev por su trabajo al frente de la compañía de la Escuela de Arte Dramático de Moscú. En sus dos anteriores ediciones, el Premio Europa había sido concedido a Ariane Mnouchkine, directora del Théátre du Solell, y al director británico Peter Brook. Nada hacía pensar que este año el premio recayera en el italiano Giorgio Strehler, fundador, con Paolo Grassi, del Piccolo Teatro de Milán (1947), primer director del Théátre de 1'Europe (con sede en el Odéon de París) y actual presidente de la Unión de Teatros europeos, propiciada por el presidente Mitterrand y su ministro de Cultura, Jack Lang.En realidad, este año el Premio Europa que concede Taormina Arte iba a verse desplazado en el ranking europeo por otro Premio Europa otorgado por un jurado europeo formado por personalidades de la cultura, bien dotado económicamente y organizado en torno al Théâtre de l'Europe y a la Unión de Teatros europeos. Incluso se apuntaba ya un seguro ganador de aquel premio: Samuel Beckett, fallecido el pasado diciembre.

Maestro contrariado

Pero, por el momento, el nuevo Premio Europa teatral es una entelequia por diversas razones: por el escaso protagonismo que supone para Strehier su presidencia de la Unión de Teatros europeos; por su mísera dotación económica -mísera para las necesidades del maestro- de tres millones de francos (unos 56,4 millones de pesetas); con una publicación, Théátre en Europe, que su Unión debería relanzar (el último número, el 19, data de diciembre de 1988) y financiar; y sobre todo por las relaciones nada afectuosas que existen entre el maestro Strehler y su pupilo Lluís Pasqual, al que éste ha sucedido en la dirección del Théátre de l'Odéon-Théátre de L'Europe, relaciones motivadas porque el gran Strehier estaba convencido de que con Pasqual al frente del Odéon iba a poder seguir colocando sus espectáculos -tres veces más caros que los de Stein u otra primera figura europea- en aquel teatro y, en definitiva, haciendo su santa voluntad. Pero las cosas no se han desarrollado a su gusto, y el maestro'se ha visto contrariado en sus intenciones hasta tal punto que envió una carta "a su amigo Mitterrand" doliéndose del trato al que le sometía Pasqual, o diciendo, simplemente, que se había equivocado al recomendar a ese chico para el Odéon.A esas muestras de desamor, probablemente pasajero, entre el italiano y el catalán, hay que sumar los problemas estrictamente milaneses de Strehler con su Piccolo, con su Cittá del Teatro (el Piccolo, el Fossati y el nuevo teatro, que ya debería estar terminado), que han supuesto serias advertencias de las instituciones públicas milanesas -Se le echa en cara su poca dedicación al teatro de la capital, Milán-, e incluso se le ha amenazado con sustituirle al frente del Piccolo y se ha llegado a ventilar en la Prensa el nombre de su posible sucesor: Luca Ronconi. Así las cosas, todo hace pensar que el Premio Europa que concede Taormina Arte este año puede o debe interpretarse como un desagravio a la figura de Giorgio Strehler. Y más que a su personalidad teatral, merecedora de todos los galardones imaginables, a la labor realizada al frente del Théátre de l'Europe.

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