Bush opta por no sancionar a la URSS
Washington, por el momento, no impondrá sanciones a Moscú por el conflicto de Lituania. A pesar de las presiones del Kremlin contra esa rebelde república báltica, el presidente George Bush decidió ayer no adoptar contra la Unión Soviética ninguna medida inmediata de represalia que pueda hacer peligrar su próxima cumbre con su homólogo soviético, Mijail Gorbachov. "No he adoptado ninguna decisión", declaró Bush a los periodistas poco después de discutir la situación lituana con los máximos dirigentes del Congreso.
Una muestra del cauteloso rumbo adoptado por Washington en sus relaciones con Moscú fue el inicio, ayer en París, de las conversaciones para la firma de un nuevo acuerdo comercial entre los dos países, cuya cancelación había sido rumoreada como una de las posibles reacciones norteamericanas a la actitud de Gorbachov hacia Lituania.La reunión de Bush con los líderes demócratas y republicanos de las dos Cámaras despertó una inusitada expectación en Washington ante la posibilidad de que el presidente anunciara la aplicación de sanciones económicas a Moscú por su bloqueo a Lituania. Sin embargo, Bush, tras intensas reuniones con sus más cercanos colaboradores y de una serie de contactos personales con varios dirigentes occidentales, se ha inclinado por la adopción de una política de cautela hacia en sus relaciones con Moscú.
Antes de producirse la entrevista de Bush con los congresistas, un portavoz del ministerio de Exteriores soviético advirtió en Moscú que cualquier medida punitiva de Washington podría causar "fricciones" en las relaciones Este-Oeste.
En unas breves declaraciones a un grupo de periodistas, Bush excluyó tajantemente la posibilidad de que Estados Unidos imponga un embargo en sus exportaciones de cereales a la Unión Soviética y calificó de "desastrosa" para los intereses norteamericanos la suspensión de las ventas de trigo a la URSS en 1979 como consecuencia de la invasión de Afganistán. "No lo haremos ahora", dijo.
El presidente norteamericano volvió a apelar a las dos partes en conflicto para que resuelvan sus diferencias por la vía del diálogo. Refiriéndose a la llegada de una delegación lituana a Moscú, Bush expresó su esperanza de que "puedan empezar a hablar". "En el diálogo", añadió, "reside la solución".
La impresión reinante en los círculos políticos de Washington era que el presidente no adoptaría ninguna medida que ponga en peligro su próxima cumbre con Gorbachov que se celebrará entre del 30 de mayo y del 3 de junio, salvo que se produzca una situación de violencia en Lituania que obligue a los soviéticos a una intervención militar.
La posición de Bush de apoyo moral a los lituanos sin comprometerse con eventuales represalías es compartida igualmente por los dirigentes europeos occidentales y por la opinión pública norteamericana, que en encuesta tras encuesta ha expresado su deseo de que las aspiraciones independentistas de Lituania no hagan peligrar las relaciones entre las dos superpotencias.
La posición europea le fue reiterada ayer por el presidente de la Comunidad, Jacques Delors.
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