Bush y Mitterrand anuncian, una 'cumbre' aliada
Los presidentes George Bush y François Mitterrand se mostraron ayer de completo acuerdo sobre la necesidad de mantener la cohesión de la Alianza Atlántica, a la vista de la nueva situación en Europa, y, al mismo tiempo, reafirmaron, con matices, la conveniencia de que EE UU mantenga "una significativa presencia militar" en el Viejo Continente. Anunciaron, igualmente, la celebración de una cumbre atlántica antes de fin de año para discutir el futuro de la Alianza.
Bush y Mitterrand, que celebraron una reunión de menos de ocho horas en la paradisiaca isla de Cayo Largo, en el sur de Florida, manifestaron su "profunda preocupación" por la presión soviética sobre LituanaL y reiteraron la necesidad de que la situación sea resuelta por la negociación y el diálogo.La reunión puso en evidencia la coincidencia de criterios entre los dos presidentes sobre los planteamientos generales de los grandes temas pendientes, como la seguridad de Europa, la reunificación alemana y a cooperación futura entre la Comunidad Europea y Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, reveló algunas diferencias de enfoque sobre problemas concretos, aunque el líder galo afirmara rotundamente que "nada de importancia" divide a los dos países.
En su intervención ante la Prensa, Mitterrand subrayó que Francia no tiene la menor intención de reintegrarse en la estructura militar de la OTAN, que abandonó en 1966. Contestando implícitamente a las especulaciones en los medios de comunicación norteamericanos, el presidente francés manifestó que, "entre las verdades obvias que todos conocen, o, por lo menos, debían conocer, Francia tiene una política de defensa específica que tiene la intención de mantener".
El mantenimiento de una presencia militar norteamericana en Europa fue también presentada, con ligeras diferencias de matiz, por ambos presidentes, Mientras que Bush manifestó que había informado a Mitterrand que Estados Unidos tenía la intención de "mantener una significativa presencia militar convencional y nuclear en Europa en tanto en cuanto los aliados la deseen como parte de un esfuerzo común de defensa", el presidente de Francia se refirió sólo "a la necesidad de mantener una presencia de fuerzas militares norteamericanas en Europa", sin hacer diferencias entre fuerzas convencionales y nucleares.
En este contexto, y según informaron funcionarios norteamericanos, Bush comunicó a Mitterrand que Estados Unidos tenía intención de presentar en breve una nueva propuesta de desarme, en la que no se contempla el despliegue de nuevos misiles de corto alcance en territorio alemán.
El acuerdo sobre la unificación alemana fue total, aunque Bush puso el énfasis en su declaración en que "una Alemania unida debe tener un control absoluto sobre todo su territorio, sin cortapisas de ninguna clase a su soberanía", mientras que Mitterrand se declaraba partidario de apoyar el proceso de , unificación, "sin perder de vista los intereses de seguridad de la Unión Soviética".
Mitterrand expuso a Bush sus ideas sobre la posibilidad de establecer en el futuro "una estructura de tipo confederal que comprenda a todos los países europeos que tengan un sistema de instituciones representantivas".
Con relación a Lituania, ambos presidentes expresaron públicamente su preocupación por el deterioro de la situación, y Bush reiteró su intención de responder con "medidas adecuadas".
Replanteamiento de estrategia
EE UU tiene intención de renunciar al despliegue de un nuevo proyectil nuclear de corto alcance en la República Federal de Alemania (RFA) -una cuestión que estuvo a punto de provocar una grave crisis en la reunión de la Alianza atlántica el pasado mayor ha ordenado que se cancele la producción de la nueva arma.La intención norteamericana, todavía no anunciada oficialmente, fue filtrada ayer por funcionarios de la Administración estadounidense a los medios de comunicación y fue discutida por los presidentes Mitterrand y Bush durante su entrevista de ayer en Cayo Largo.
Razones de política interior, por una parte, y los acontecimientos registrados en Europa oriental y, especialmente, en la zona central europea, por otra, han obligado a Washington a dar un giro de 180 grados en este tema.
Hasta ahora, EE UU había mantenido la necesidad de sustituir los viejos Lance alcance de 120 kilómetros-, estacionados en Alemania Occidental con una nueva familia de misiles con un alcance de 250 kilómetros.
La finalidad que se perseguía era mantener la estrategia de respuesta flexible de la OTAN con un paraguas nuclear limitado para las, fuerzas convencionales.
La negativa del Congreso a financiar los nuevos proyectiles y los cambios dramáticos en Europa oriental ha obligado a Washington a replantearse su estrategia.
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