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La secesión, en las urnas

Las elecciones en Eslovenia el próximo domingo, las primeras libres y plurales que se celebran en Yugoslavia, pueden ser el principio del fin del estado federal y plurinacional creado por el mariscal Josip Broz Tito tras la Il Guerra Mundial. Un millón de eslovenos acude a las urnas para elegir a los 240 diputados del parlamento y al presidente de la república, pero ante todo, para decidir cual será el futuro de las siempre tormentosas relaciones entre las seis repúblicas que Integran este Estado, sumido en la peor crisis de su historia. Federación, confederación o ruptura e independencia son las tres opciones que abiertamente han concurrido en los programas electorales. Nadie defiende ya en Eslovenia el mantenimiento del estado actual de las relaciones con Belgrado y la mayor de las repúblicas, Serbia. Nadie sabe como será Yugoslavia cuando concluya este año de 1990, en el que además de Eslovenia, celebrará elecciones la otra nación católica, Croacia.Estas dos repúblicas, las mas desarrolladas, han tomado, si bien a ritmo diverso, la senda de la liquidación del socialismo implantado por Tito. Mientras, en Serbia, la dirección de Slobodan Milosevic, aupada por el nacionalismo militante, aplica retoques al sistema para intentar salvarlo y recurre para ello cada vez mas a métodos centralistas y neoestalinistas, especialmente en su política hacia las minorías.

Los sondeos publicados en Liubliana dan como favorito a la coalición Oposición Democrática de Eslovenia (ODE) con casi un 40% de la intención de voto. Esta alianza de siete partidos, entre ellos el Socialdemócrata y la Unión Campesina, es partidaria de una total autonomía económica y política, interna y externa, y está dispuesta a una declaración unilateral de independencia eslovena si Belgrado no acepta una soberanía prácticamente ilimitada dentro de una estructura confederada.

Otro grupo de la oposición con grandes posibilidades es el Partido Verde de Eslovenia en el que se ha integrado gran parte de los activistas jóvenes que forman desde hace años la vanguardia de la oposición anticomunista.

La Liga de los Comunistas de Eslovenia, que rompió el pasado año con la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, ha cambiado su nombre por el de Partido de la Reforma Democrática (PRD). Sus posibilidades de lograr una mayoría relativa son muy escasas, pero es previsible que se beneficie de su papel como pionero, de las reformas democratizadoras en Yugoslavia y su enfrentamiento con Belgrado. Su máximo dirigente, Milan Kucan, es paradójicamente el favorito en la pugna por la presidente de la república con Joze Pucnik, lider de ODE.

La popularidad de Kucan

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Su defensa del proceso de apertura frente a los intentos de intimidación de Milosevic y el mando militar yugoslavo han hecho de Kucan un dirigente insólitamente popular para un excomunista en un país en transición hacia la democracia.

Pucnik dice que "si no hay acuerdo sobre la confederación, la única salida es la secesión". Kucan es mas cauto. Advierte sobre el peligro de una intervención militar de Belgrado en caso de una declaración unilateral de independencia. No obstante, tampoco excluye la secesión.

Las políticas de Serbia y Eslovenia son ya, por divergentes, incompatibles en un mismo Estado. Si Serbia no entra en la senda democrática, también en lo que se refiere a los derechos de la minoría albanesa en Kosovo, Yugoslavia podría ser pronto un mero recuerdo de la posguerra.

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