La policía toma Tiananmen para impedir una protesta contra la matanza de junio
Un visible y masivo despliegue policial se mantuvo durante todo el día de ayer en el centro de Pekín, que amaneció con la plaza de Tiananmen acordonada y tomada por las fuerzas de seguridad. Las autoridades intentaban así impedir la más mínima posibilidad de que la población acudiera a la convocatoria que había efectuado en "grupo de estudiantes y ciudadanos" para protestar por la matanza de Tiananmen, ocurrida el pasado 4 de junio, cuando el Ejército reprimió con las armas a los manifestantes, que pedían libertad y democracia.
Por medio de octavillas, que circularon en días pasados entre los jóvenes estudiantes y habían sido enviadas, en algunos casos, por medio de telefax a corresponsales extranjeros en Pekín, ese grupo pedía a la gente que acudiese a Tiananmen, además de ayer, el próximo día 5, que es el día en que China honra a sus muertos, pero de forma prudente e informal, en grupos de pocas personas y sin desplegar pancartas.Las autoridades, advertidas de las convocatorias, no ahorraron esfuerzo alguno y durante todo el día, hasta el atardecer, en que volvieron a abrir la plaza, mantuvieron un control policial que no se había visto desde el levantamiento de la ley marcial el pasado 10 de enero con la presencia de las fuerzas de seguridad, de uniforme y de paisano, en todo tipo de vehículos, y con transmisores, patrullando por las avenidas adyacentes a la plaza.
El Gobierno no dio explicación alguna sobre el cierre de la plaza, pero, quizá en un alarde de imaginación, programó para la mañana un espectáculo de bandas de música infantiles, mientras los principales dirigentes del país se dedicaban a plantar árboles en el centro deportivo preparado para los juegos asiáticos del próximo setiembre.
El control sobre la población que mantiene el Gobierno, y sobre todo el aparato del Partido Comunista Chino (PCCh), después de que se impusiera la línea dura el pasado mes de junio, refleja su temor a cualquier signo visible de disidencia o de protesta, y en días pasados los cuadros del partido advirtieron en las unidades de trabajo a sus militantes, y también a los demás, que no acudieran a la plaza, advertencia que el Gobierno negó haber hecho.
Sin embargo, el temor del liderazgo chino estriba en la proximidad de fechas significativas, como el primer aniversario, el próximo día 15 de abril, del inicio de las manifestaciones estudiantiles y las primeras concentraciones en Tiananmen con motivo de la muerte del ex secretario general del PCCH Hu Yaobang, o la más señalada del 4 de junio, cuando hace un año se acabó con el germen de libertad que había mantenido durante casi dos meses la atención mundial y con la vida de centenares de ciudadanos, aunque según el Gobierno fueron menos de 300 y en su mayor parte soldados.
Pero estos aniversarios no son la mayor preocupación que tienen las autoridades chinas, puesto que saben que por el momento pueden reprimir y controlar cualquier intento de manifestación o disidencia interna, sino los juegos asiáticos que se disputarán a finales de setiembre en Pekín y a los que acudirán más de 100.000 visitantes de todo el mundo. Ese acontecimiento y la publicidad que conlleva temen que sean aprovechados por la oposición para mostrarse de nuevo en público, y los llamamientos de ayer y del día 5 serían sólo un tímido ensayo de ambas partes para calibrar sus fuerzas.
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