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Felipe González acepta abrir la segunda fase de la concertación social

Los sindicatos mayoritarios, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras, recibieron ayer la esperada carta del presidente del Gobierno, Felipe González, con la que se abre la segunda fase de la concertación social. La carta del presidente González, que responde a sendas misivas de los secretarios generales de CC OO y de UGT a principios de mes, emplaza a los máximos responsables de ambos sindicatos a una nueva reunión.

Las centrales han aceptado la invitación y han solicitado un encuentro con González antes de la cuestión de confianza, que se celebrará a finales de la próxima semana. La Propuesta Sindical Prioritaria (PSP) será el principal objetivo de esa segunda fase para los sindicatos, que desconfían del acuerdo de competitividad propuesto por el ministro de Economía, Carlos Solchaga, durante el debate de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos de 1990.El presidente del Gobierno realiza, en la carta enviada ayer, una valoración positiva de la primera fase de concertación al asegurar que 9a experiencia de estos meses muestra la potencialidad del diálogo social, no sólo como instrumento de acuerdo y concertación sino también como mecanismo de intercambio de información o de discrepencias razonadas o razonables".

La carta, en cambio, no entra en el contenido de los acuerdos alcanzados ni en los objetivos que deberían ser prioritarios de cara a la segunda ronda de encuentros. Las centrales mayoritarias sí tienen una idea clara de cuál debe ser el contenido prioritario a discutir en la segunda fase y que es el desarrollo de los puntos pendientes de la PSP.

En este sentido, el secretario de acción sindical de UGT, Apolinar Rodríguez, ha señalado que las centrales mayoritarias están "preocupadas por la ofensiva de culpabilización de los salarios que está detrás del hipotético pacto global de competitividad propuesto por Solchaga". En su opinión, "ese pacto se dirige a la derecha política y coincide con unos presupuestos que son restrictivos en el gasto, principalmente en el gasto social, además de reducir los objetivos de creación de empleo".

La critica de las centrales irnayoritarias al inconcreto pacto global de competitividad es que "se trata de una cortina de humo de un pacto que principalmente pretende ser una vía para limitar los salarios". CC OO difundió ayer un cornu nicado en el que asegura que "la intención de iniciar un de bate centrándolo en la cuestión salarial no es otra que la de culpar a las rentas de los trabajadores de los males de la economía española".

Esa política ha de plasmarse, entre otros aspectos, en "un tratamiento fiscal más favora ble a las rentas de trabajo" acompañado de "un aumento de la presión fiscal real sobre las rentas del capital", así como de mayores dotaciones a Hacienda en su lucha contra el fraude. El pacto de competitividad, para UGT, pasa además por "un incremento del gasto de protección social hasta niveles equiparables con la me dia de la CE y la eliminación de las formas de contratación laboral precarias".

El diputado de Izquierda Unida, Nicolás Sartorius, coincidió ayer con esta visión crítica de las centrales sobre los objetivos del pacto global para mejorar la competitividad de la economía española en el horizonte de 1993. En opinión de Sartorius, "los Presupuestos de este año tienen muy poco que ver con la oferta de diálogo para poner al día la economía española". Esa modernización pasa, para IU, por un aumento de los gastos de carácter social que permitan reducir el diferencial entre el peso de este gasto en España y en la Comunidad Europea en porcentaje del producto interior bruto.

La critica del partido a la izquierda del PSOE en el Congreso se plasmará en un centenar de enmiendas parciales a los Presupuestos, entre las que destaca la petición de un fuerte aumento de los gastos en sanidad y enseñanza, que -para IU- deberían aumentar en medio billón de pesetas más de lo presupuestado, a cambio de una reducción más lenta del déficit público. El escepticismo con el que Izquierda Unida ha acogido la oferta de un pacto económico global no implica, según aseguró Sartorius en conferencia de prensa, ninguna negativa al diálogo.

La importancia del pacto para modernizar la economía española fue también ayer defendido por el ministro de Trabajo, Manuel Chaves, quien aseguró que "el diálogo social futuro deberá atender a la necesidad de mantener el crecimiento, distribuir responsabilidades y beneficios, y frenar el incremento de los precios".

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