Miembros del Gobierno reclaman mayores cotas de poder frente a Guerra
La batalla por conseguir un reparto de poder distinto al actual en el seno del Gobierno, que tendría que haberse formado tras las pasadas elecciones, pero que quedó aplazado a raíz de las irregularidades electorales detectadas, se ha reactivado. En estas semanas, la pugna ha tomado fuerza debido a la posición de debilidad del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, tras el escándalo provocado por su hermano Juan y la falta de reacción del número dos del PSOE, según coinciden en asegurar destacados miembros del partido gubernamental.
Varios ministros del Ejecutivo, entre ellos Carlos Solchaga y Narcís Serra -titulares de Economía y Defensa, respectivamente-, intentan ahora ampliar sus cutotas de poder en esta nueva etapa, caracterizada, además, por la proximidad de los cambios gubernamentales previstos para la primavera. Los relevos en el Ejecutivo podrían incluso adelantarse, al menos en parte, si finalmente Manuel Chaves, titular de Trabajo, es designado por el partido candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía.Frente a la situación de Guerra, el titular de Economía ha visto fortalecida su posición por el acuerdo alcanzado con los sindicatos. La contundente respuesta de Carlos Solchaga a las críticas formuladas por los promotores del Programa 2000, apadrinado precisamente por Alfonso Guerra, es una muestra de este intento por crear una nueva relación de poder. Ya el pasado día 1 de febrero, el titular de Economía se distinguió por no aplaudir la intervención de Guerra ante el Congreso de los Diputados cuando explicó su postura ante el escándalo desatado por los negocios de su hermano.
[Por otra parte, la Ejecutiva Federal del PSOE ha acordado expedientar a Ricardo García Damborenea por faltas muy graves y ha exigido la disolución de la corriente crítica Democracia Socialista].
Solchaga, según fuentes próximas al propio ministro, ha criticado en numerosas ocasiones las continuas interferencias guerristas, que, desde el aparato del partido y desde otros ámbitos de la Administración, le impiden materializar su política económica.
La situación de debilidad de Alfonso Guerra reabre la pugna por el reparto de poder dentro del Gobierno
El coordinador del Programa 2000, Manuel Escudero, repetía ayer en Melilla que no todo lo que había hecho el Gobierno "estaba bien hecho", pues "al menos hay un 20% o 30% de cosas susceptibles de ser mejoradas", como la política económica.Con respecto a Serra, según las diversas fuentes socialistas consultadas, el titular de Defensa desea forzar, como mínimo, no continuar al frente de la misma cartera y mejorar sus posiciones con un departamento de mayor nivel.
Estos movimientos se han acelerado en los últimos días. De entrada, algunos dirigentes del partido consideran que el escándalo Juan Guerra puede suponer un serio desgaste para el PSOE, aunque medios guerristas afirman que las encuestas efectuadas no demuestran esa evolución negativa de voto.
El presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, enfrentado al vicepresidente del Gobierno, comentaba ayer, en unas declaraciones a la cadena SER, que el escándalo "influirá más, cuanto más tarde en esclarecerse todo". En todo caso, las elecciones autonómicas andaluzas del próximo mes de junio serán una prueba en todo este proceso.
En el seno del PSOE existe práctica unanimidad en que un hipotético descenso aceleraría aún más los movimientos por acceder a mejorar cotas de poder dentro del Gobierno.
Esta situación se ve complicada también por otros dos factores: la tentación de Felipe González de abandonar la secretaría general del PSOE -admitida por el jefe del Ejecutivo a varios de sus colaboradores, informa Juan G. Ibáñez- y la eventual y futura sucesión de González en la presidencia del Gobierno.
Los movimientos de los dirigentes del PSOE ante el próximo congreso del partido gubernamental -aún no está concretado si se celebrará en enero de 1991- se están produciendo a distintos niveles. Las miradas se centran en este terreno en la comisión ejecutiva federal y en la supuesta sucesión en la secretaría y vicesecretaría generales.
En destacados medios del partido gubernamental se asegura que el aparato y la mayoría de los dirigentes regionales harán lo imposible para que el tándem González-Guerra se mantenga tanto en el Gobierno como en el partido. Dirigentes del PSOE reconocen que los movimientos de cara al próximo congreso existen, pero de forma "muy subterránea", ya que consideran que ésta no es "la coyuntura apropiada", dada la ofensiva que sienten los socialistas en general "de la derecha y de los medios de comunicación".
Pese a todo, en medios próximos al propio Alfonso Guerra se atribuye al ministro de Educación, Javier Solana, claros deseos de colocarse ante una eventual y futura sucesión a Felipe González en el Gobierno. Esta aspiración a la presidencia del Ejecutivo sería compartida por el titular de Defensa. Ambas opciones son observadas con escepticismo por los llamados guerristas.
El hecho de que Solana compartiera con Manuel Escudero el pasado lunes en Barcelona críticas contra la política del Gobierno ha causado sonrisas en medios cercanos al vicepresidente y en ningún caso le atribuyen "mala fe".
Según esta interpretación, Javier Solana, al escuchar a Manuel Escudero supuso que ésa era la "doctrina oficial" y se apresuró a ratificar lo dicho, sin prever la contundente respuesta del ministro de Economía, Carlos Solchaga, quien contestó con el refrán "zapatero a tus zapatos", todo visto con gran regocijo por parte del sector guerrista. Dirigentes del PSOE pertenecientes al mismo sector consideraron ayer "una torpeza" la cometida por Manuel Escudero, coordinador del Programa 2000, al mostrar discrepancias con la política del Gobierno.
Las actitudes de Javier Solana, Narcís Serra y Carlos Solchaga, según las distintas fuentes consultadas, configuran un nuevo panorama político que acaba de iniciarse. El propio debate del Programa 2000, de aquí al mes de junio, incluirá numerosas intervenciones de dirigentes del PSOE, algunos de los cuales pueden originar sobresaltos parecidos a los del pasado lunes con Escudero y Solana. Según un cualificado dirigente, habrá inevitables referencias "a lo que hay que hacer y todavía no ha hecho ni el partido ni el Gobierno".
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