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Festival de ingenio español en la reapertura de la Opera Cómica de París

Miquel Barceló diseña las marionetas y los decorados de 'El retablo de maese Pedro'

La ópera Cómica de París reabrió anoche sus puertas con un auténtico festival español en su cartelera. Para subrayar el renacimiento de esta institución dos veces secular, su nuevo director, Thierry Fouquet, escogió un programa impuesto por la comedia musical La hora española, de Maurice Ravel, y la ópera El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla. El pintor mallorquín Miquel Barceló diseñó los decorados, vestuarios y marionetas de la pieza de Manuel de Falla, obra que fue el plato fuerte de la velada.

Para El retablo del maese Pedro se trata de un regreso por la puerta grande a la pequeña y hermosa sala Favart, sede desde 1783 de la ópera Cómica de París. Falla escribió esa ópera corta en un solo acto para la princesa De Polignac, la estrenó en Sevilla en 1928 y ese mismo año la presentó en la sala Favart. Con la reaparición de El retablo de maese Pedro en el venerable escenario parisiense, la Opera Cómica ha querido subrayar su regreso a la tradición de teatro independiente que da la bienvenida a toda creación musical de calidad basada en la fantasía, el capricho o el humor.Acción en La Mancha

Para la creación de El retablo de maese Pedro, Manuel de Falla ' se inspiró en un episodio del Quijote de Cervantes. La acción se desarrolla en los establos de una venta manchega, donde maese Pedro ha instalado su teatrito de marionetas. Los títeres cuentan la historia de Melisendra, prisionera de los moros, y la de las hazañas emprendidas para su rescate por su marido Gayferos y el mismísimo Carlomagno. Todo va bien, todo el mundo se divierte, hasta que llega Don Quijote y, tomando a los títeres por seres reales en contra una vez más de los consejos de Sancho, carga contra el teatrito y lo deja en ruinas.

Marionetas, representación teatral con actores de carne y hueso, literatura, música y canto se conjugan en esta ópera de Manuel de Falla, a la que la colaboración de Miquel Barceló ha añadido ahora la dimensión plástica. El resultado, dirigido por Jean-Louis Martinoty, es algo más de media hora de extraordinaria intensidad poética.

A sus 32 años de edad, el mallorquín Miquel Barceló está unánimemente considerado por la crítica parisiense como una de las más prometedoras figuras; del arte contempóraneo.

Sin ir más lejos, el pasado viernes la cadena privada de televisión La Cinq le consagro un programa en el que su nombre fue asociado a los de Picasso, Miró, Dalí y Tápies. La Cinq informó que el pintor vivía y trabajaba a caballo entre París, Nueva York y Mallorca y dio cuenta de sus últimas exposiciones individuales en Boston, Nueva York, París, Berlín, Zúrich y Nápoles. Con su trabajo en la representación parisiense de la ópera de Falla, Barceló ha efectuado su primera incursión en el mundo del teatro. El pintor ha descargado en los decorados, vestuarios y marionetas de El retablo de maese Pedro buena parte de la profunda impresión que le produjo su última estancia en el Sahel africano.

Así, el establo de la venta manchega del Quijote se convierte en palomar, con alambres aquí y allá, varios esqueletos de palomas y profusión de blancos y porosos excrementos de pájaro. En cuanto a Melisendra, Gayferos, Carlomagno y los otros personajes de los títeres de maese Pedro son vistos por el pintor como gigantescos insectos, de esos que abundan en el continente africano. Don Quijote y maese Pedro, encarnados respectivamente por los cantantes David Pittsinger y Jacques Loreau, guardan, eso sí, sus formas humanas.

Perspectiva de España

En la visión de Barceló, la acción de la ópera de Falla transcurre ante el telón de fondo de un inmenso mapa de la península Ibérica pintado en tonos blancos de excremento de paloma. El pintor dice que ésa es "una perspectiva de España vista desde África" y afirma que desde el sur se tiene la mejor visión de ese país.

Esa lectura africana de España realizada por Barceló presenta un paisaje de blancos y azules de gran intensidad, en los que vuelan negros insectos de formas a cual más extraña y deliran tipos surrealistas como Don Quijote. Pero del conjunto no se desprende una sensación de amenaza, sino la tierna y divertida impresión de un país de locos no peligrosos.

Juegos de niños

Alain Recoing, director del la compañía de títeres Theatre Aux Mains Nues, está encantado con Miguel Barceló, "Miguel", como le llama él. El número uno de los marionetistas franceses cree que el pintor mallorquín tiene "una comprensión innata" del arte de los títeres, que consiste en "poner en duda el realismo del teatro con la manipulación de las leyes de utilización del espacio, el tratamiento irracional de los objetos, los volúmenes y los movimientos, el empleo irónico y ambiguo del efecto espejo y la incertidumbre de las reglas del juego".Recoing, su hijo Blaise y sus colaboradores Olivier y Karina han sido los encargados de realizar materialmente las marionetas de El retablo de maese Pedro, diseñadas en acuarelas por el pintor mallorquín. Ellos fueron también los que anoche les dieron vida en el escenario de la ópera Cómica de París.

El trabajo ha durado un mes y se ha realizado en uno de los altillos de la laberíntica sala Favar. Barceló les presentó 10 dibujos de extrañísimos insectos y les fue explicando que correspondían a los personajes de Melisendra, Gaiferos, Carlomagno... y los demás personajes del teatrito de maese Pedro.

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