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Vídeo, proceso a una crisis

Unas 300.000 copias fraudulentas serán trituradas en público a instancia de la Federación Antipiratería

Unas 300.000 cintas, estuches y portadas de vídeo falsificadas, con un valor de 450 millones de pesetas, serán materialmente trituradas en público en Madrid a las doce de la mañana del próximo día 6. Detrás de este ritual, promovido por primera vez en España por la Federación Antipiratería en el marco del salón Ibervídeo (del 4 al 7 de este mes), se encuentra una grave preocupación de los empresarios y profesionales de videoclubes y de vídeos comunitarios por la crisis que afecta al sector y que coincide con la llegada de nuevas ofertas de televisión tanto privada como pública.

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"La destrucción de las copias fraudulentas de vídeo en ningún caso puede compararse a la quema de libros que se ha llevado a cabo en algún momento de la historia", dice José Manuel Tourné, director gerente de la Federación Antipiratería (FAP), cuyas denuncias han conseguido en los últimos años poner en serios apuros a los videoclubes que no se ajustan a la legalidad. "Con la quema de libros se destruía cultura, pero cuando se trituran las copias de vídeo piratas se destruye un fraude, mientras que sigue, digamos, la cultura legítima a disposición del público en las copias legales", añade Tourné.Este material pirata -cintas, portadas, estuches...-, que va a ser destruido por maquinaria pesada en el exterior de uno de los pabellones de Ifema, fue incautado por las fuerzas de seguridad del Estado entre los años 1984 y 1986. Pero la intervención de la policía no acabó ese año. En 1989 fueron requisadas por los agentes de seguridad 74.523 cintas de videocasete fraudulentas, casi el doble que en 1988; fueron inspeccionados 1.286 videoclubes e intervenidos 48 vídeos comunitarios. Para José Manuel Tourné, éstas son cifras muy positivas e indican que se va controlando la pirateria.

La persecución del fraude es una de las razones de la crisis del vídeo, pero no la más importante. Alfredo García Iglesias, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Videoclubes, estima que un 30% de los 8.500 videoclubes que funcionan en España desaparecerá en el transcurso de este año, debido fundamentalmente a las nuevas ofertas aparecidas en el campo de la difusión de televisión.

"La crisis, que ya la hemos comenzado a padecer, será muy fuerte durante los primeros meses en los que el cliente del videoclub se pegará más a su televisor en busca de las nuevas ofertas, peto después volverá al videoclub para seguir viendo lo que quiera y cuando quiera", añade García Iglesias. Los empresarios admiten, no obstante, que el volumen de alquiler de vídeos ha disminuido este año en torno al 20% respecto al año anterior.

Mientras que los equipamientos de televisión y vídeo por hogar siguen creciendo a un ritmo satisfactorio (en la actualidad existen en España unos 10 millones de receptores de televisión y unos tres millones y medio de aparatos de vídeo), no es tan halagüeño el crecimiento de las ventas de material videográfico (sólo un 10% frente al crecimiento de un 30% en los últimos años, según estudios de los empresarios del sector).

Alejandro de Muns, secretario general de la Asociación de Distribuidores Videográficos de Ámbito Nacional (Adivan), interpreta que el mercado está en un período de transición, "pero podemos hablar de un futuro esperanzador porque este sector cada vez se hará más profesional". Según De Muns, el área de los videoclubes es la más afectada, pero podrá recuperarse al menos en parte, debido a que a partir de ahora éstos podrán adquirir los derechos de las películas en vídeo a los seis meses, en lugar de a los 12, después de haberse estrenado en pantallas comerciales.

Vídeos comunitarios

La difícil situación del vídeo en general afecta también a los vídeos comunitarios. "En los dos últimos años, coincidiendo con la publicación de la ley de Ordenación de las Telecomunicaciones (LOT) y con la aparición de más canales públicos, han desaparecido unas 100 de las 800 empresas de vídeo comunitario que existían", explica José Millán, asesor jurídico de algunas de las principales asociaciones y empresas de este sector. "Todas estas empresas", añade Millán, "tienen muy claro que para poder subsistir han de meterse de lleno en la televisión por cable, que será regulada próximamente, según ha anunciado el ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, José Barrionuevo. Los vídeos comunitarios se están preparando por ello para constituirse en distribuidores de televisión por cable, y podrán ofrecer 11 canales por término medio (públicos y privados españoles, Galavisión y otros programas musicales y deportivos europeos)".Los vídeos comunitarios, fenómeno típico de las medianas y pequeñas ciudades e incluso de zonas rurales, están trabajando ya en la constitución de redes de teledistribución, pero también están fortaleciendo sus empresas de producción. Aun así, el núcleo de su programación sigue siendo la emisión de películas.

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